Snowflakes on my mane.

Hacía mucho tiempo desde que no veía nieve caer  y aunque esta fuese de cierto modo falsa, le recordaba bastante a la real y le daba la misma sensación de nostalgia. 

En su forma de centauro era mucho más facil caminar entre la gruesa capa de nieve, dejando un camino por donde pasaba. El bosque parecía un lugar perfecto para andar, además, llevaba consigo una caja con carnada y una caña de pescar. Habia escuchado que muy posiblemente podría hallarse con un lago o un río con salmón en el y , después de un rato, logró hallar aquel modesto pero lindo río. 

Dejó su caja en el suelo y tomó su caña, para luego lanzarla y esperar. Atrapar a los peces solo era parte de la diversión. EL suspenso de esperar y la relajación que esto le daba era algo que el apreciaba infinitamente.

Una vez más, después de su lastimero intento para relajarse y despejar la cabeza, decidió pasar a otra ala y visitar a la montaña. Consiguió una chamarra bastante ancha y se encaminó hacia el lago, en donde seguramente podría disfrutar de la vida y la naturaleza. Jamás había visto la nieve. Y tal como la playa, aún sabiendo que no era “real” podía sentir el frío y los pequeños copos caer sobre su piel. ¿Acaso no era suficiente?


En su caminar, se halló con la silueta conocida de Alan. No estaba esperando verlo. Se le hizo un nudo en el corazón y la garganta al apreciarlo con una caña. Sonrió, parecía un anciano. Decidió comenzar a caminar hacia él. Seguro que no recordaba lo que pasó en la fogata en la playa ¿cierto? Sus pisadas fueron menos notorias, puesto que sus zapatos no eran para la nieve y carraspeó un poco estando a su lado. —No sabía que te gustaba pescar.— Le sonrió, sus ojos naranjas eran todavía más notorios con la nieve, los de Alan también. Eran como lámparas de luz, le hubiera gustado tener la voluntad para verlos con más detenimiento en lo que se acercaba para sentarse a su lado, a una distancia modesta.

Cualquier persona pudo no haber escuchado las pisadas de Liam, pero gracias a sus oídos equinos, pudo sentir como alguien se acercaba y  de todas las personas, el era a quien menos esperaba. Sintió un diminuto revuelo en su pecho, como si lo hubiese sorprendido haciendo algo malo. 

Suspiró profundamente, dejando que el chico se acercara. - Sabes hacerlo? - le preguntó sin mirarlo a los ojos. Aún tenía ese nervio de la vez del bonfire, pero como ya lo había meditado, seguramente solo estaba sobrepensando las cosas.

Se le salió una risa y puso los codos sobre las rodillas, negó con la cabeza.—Sentirás decepción de saber que no sé hacer muchas cosas...— Dijo bromeando, como si fuera un dato que lo enorgulleciera, cuando en verdad lo llenaba de vergüenza.—Sólo he pescado en los videojuegos.— Metió sus manos a las bolsas, sus manos se habían congelado un poco. —¿Es difícil?— Volteó a verlo otra vez, una excusa para verle la cara.

Su cuerpo equino desapareció en un destello azulado, dejandolo en dos piernas, usando unos pantalones de mezclilla ajustados y sus botas vaqueras. Estiró su brazo, dándole la  caña a Liam, esperando a que la tomase. 

- Te mostraré como se hace. -

Confundido, la aceptó. No sabía si jalarla, mantenerla así, acercarse… así que solo se mantuvo tieso, nervioso. —...¿Cómo se supone que sé cuando el pez muerde?— En sus videojuegos, le avisaba con un ruido o una luz. En ese caso ¿acaso la caña tenía algo...? No. Era bastante normal. Volteó a verlo por un momento. Sabía que se había transformado, no podía darse el lujo de verlo. No podía hacerlo.

Se acercó a Liam, en una ráfaga de confianza y tomó la caña junto a el. - Mira... solo sostenla asi - La irguió un poco. - Y mantente firme. Luego... la vas recogiendo poco a poco. Cuando sientas un tirón asi... - tiro la caña - Te mantienes calmado y comienzas a recoger más rapido. Solamente no jales muy fuerte , si no, el pez se te irá. -

Dejó su rostro mirando a la distancia, usando todas sus fuerzas para controlar el sonrojo de su cara. Alan se le había acercado ¿verdad? ¿era una ilusión...? Pasó saliva. No había porqué ponerse nervioso. Al fin y al cabo, esta era una lección y eran amigos. No tenía nada de raro. Escuchó las instrucciones de Alan con toda la atención que fue capaz de darle. —...S-Suena bien. Te avisaré cuando sienta algo para que me ayudes.— Se quedó callado un segundo solamente, en lo que se acomodaba. —¿Cómo puedes estar así y estar platicando?...es...muy difícil—

- It ain't rocket science, champ... - le dijo con una media sonrisa, cuando se dió cuenta que quizá estaba demasiado cerca de Liam, y retrocedió un par de pasos. 

Puso sus manos dentro de su chaqueta y sel e quedó viendo al lago. - Todos los Oakley lo hacemos, son salidas familiares muy comunes. -

Se le salió una risa otra vez. —Yeah I bet...— Definitivamente resintió cuando Alan dio un par de pasos atrás, quizás lo había asustado (Liam pensó, por un instante en todas las posibilidades, pero las dejó en paz con el sonido del agua que pegaba con la orilla) Suspiró. —Suena muy divertido. Seguro que todos son buenos pescadores.— Tomó la caña con más fuerza, asegurándose de no estarla soltando.—Alguna vez quise llevar a mi madre de pesca, pero supongo que no es lo suyo.—

- Puede parecer aburrido al principio... - Dijo , con su mirada puesta en el agua. El sonido de esta en el río lo tranquilizaba bastante. 

- Pero mi papá dice... que el punto de pescar no es obtener al pez, sino pasarla bien con tus amigos y familiares, compartiendo momentos de silencio y risas al no atrapar lo que esperabas. Ese es el verdadero torfeo que te llevas a casa. -

A pesar de que se había convencido de quedarse viendo al río, no pudo evitar aunque fuera por un momento, voltear a verlo. Hablaba con mucha convicción sobre su familia, como si lo que le dijo su padre fueran palabras sangradas. Apartó la mirada, mordiéndose el interior de la mejilla. Maldita sea, el chico era adorable. No necesitaba eso. ¿En qué demonios estaba pensando cuando se sentó a su lado? Suspiró profundamente y asintió, a pesar de todo lo que estaba pasando por su cabeza, Alan tenía razón. —Tu padre dice cosas muy ciertas. Supongo que tu casa debe de estar llena de trofeos.— Dio otro suspiro, más ligero. Alan tenía una buena vida, lo mejor era que la mantuviera así.

Asintió levemente. - Lo mejor de todo es que esos torfeos los puedo llevar aquí. - Se puso una mano en el pecho. 

Pronto, pudo ver como en el lago, saltó algo, picando el anzuelo de la caña. - Liam mira! - señaló con mucha emoción. - Mantente calmado... -

Después de haber visto el gesto tierno de Alan, su llamado de atención lo puso tenso y alerta. Tomó la caña con mucha fuerza sin saber que hacer.—Uh…. … …. ...— Pasó saliva. ¿y si lo arruinaba? ¿y si el pez se iba? Mantuvo su mano firme, pero era evidente que había comenzado a temblar, al menos de sus piernas.—O…..Ok….— Esto no era como en los videojuegos, no podía esperar presionar un botón para sacar el pez.

- Anda tu puedes! .- Se acercó más a Liam de la emoción, pero no tomó la caña. Quería que el lo hiciera solo. - Tira.... jala.... recoge.... - le decía que hacer paso por paso, viendolo con una sonrisa genuina, casi como la de un niño. 

El pez comenzó a tirar más fuerte, era algo considerablemente grande. De pronto se pudo ver su aleta asomandose entre el agua. Sin duda alguna era un salmón.

Se concentró en su tarea para sacar el pez, sin embargo, que Alan estuviera tan cerca lo hizo muy consciente de si mismo. Pasó saliva un par de veces para calmarse. “Esto es pasajero. Esto es pasajero. Esto es pasajero” Lo pensó una y otra vez en cuanto seguía las instrucciones de Alan. Tiró y jaló haciéndolo con las recomendaciones de Alan, animado por sus palabras, puso una sonrisa en el rostro, a pesar de que estaba muy nervioso.

Después de varios instantes, Liam al fin pudo sacar a un salmón de unos 45 centimetros de largo. Alan se puso de rodillas para tomar el pez entre sus manos, riendose. 

- Es increíble! Buena atrapada Liam! - dijo mientras sostenía al animal que daba coletazos.

Cuando salió, movió un poco su cuerpo para que pudiera salir. Alan ya lo había tomado entre sus manos, lo vio con algo de tristeza, como si ese vacío que le hacía costillas subiera y bajara constantemente de su estómago a su garganta. Sonrió, pero no pudo evitar sentirse terrible. No era justo para Alan que él sintiera esas cosas. No era justo para nadie, ni para él mismo. —Bueno, de no haber sido por ti...se hubiera escapado.— Fue sincero y se puso una mano en la cintura, sosteniendo la caña con la otra mano. Esto de los sentimientos era lo peor que le había pasado. Le ofreció la caña. —Y yo aquí, quitándote la pesca.—

- De qué hablas? Es tuyo. - Se puso de pié para ofrecerle el pez. Aunque Alan sonreía, tenía los ojos puestos en el pez. - Tu decides que hacer con el. - Le temblaron un poco las manos al sujetar al animal, sintiendo algo de miedo.

Liam se puso a reír, con la mano en el estómago. Estaba nervioso, sin lugar a dudas. Cuando aligeró su sonrisa, fue que pudo hablar.—Bueno...supongo que en este caso lo mejor sería...¿comerlo?— Se puso la mano en la barbilla. No sabía como cocinar a un pez. Mucho menos uno tan fresco.—Se lo regalaré a Jules. Él aprovechará este pez mejor que yo.— Acercó su mano que temblaba de frío para ofrecer cargar al pez.—Dejémoslo en el hielo por un momento, se mantendrá fresco...espero—

La sonrisa de Alan desapareció rápidamente cuando Liam le pidió que se lo quedaran para comérselo. Bien... no podía juzgarlo, el le dió la caña al fin y al cabo. Alan estaba acostumbrado a soltar a los peces pero este era de Liam.

- Yo... - se detuvo - Si está bien... - carraspeó un poco, alargando poner al pez en el hielo. No quería hacerlo.

Lo miró extrañado en cuando se puso así. ¿Acaso no quería? Miró a los lados, como buscando una forma de solucionar eso. No quería arrancarle la sonrisa otra vez, no así. El pez seguía moviéndose así que con cuidado, lo tomó de las manos de Alan y con torpeza, se acercó al agua. —Veamos...— Bajó con cuidado y lo dejó ir, no sin antes recibir un coletazo del animal en el brazo. Se enderezó siguiendo al pez con la vista.—...Bien...así tendrás una segunda oportunidad de atrapararlo.— Dijo muy convencido, como si esa fuera su verdadera razón y caminó hacia Alan, sintiendo que el hielo del suelo lo traicionaba, comenzó a resbalarse.

Cuando Liam hizo aquello, la mirada perdida de Alan se posó sobre el río y el pez que nadaba libremente hasta desaparecer. Acaso... Acaso había entendido que no quería matarlo? No lo sintió, pero una pequeña sonrisa se le asomó por la comisura de sus labios, sin darse cuenta del iminenete peligro que el hielo representaba.

Se dirigió hasta donde estaba, con cuidado de que sus pasos no lo traicionaran (otra vez) No quiso verlo al rostro esta vez, para no enfrentarse con sus ojos. No quería perderse en ellos y mucho menos grabárselos. Si de por si, la sonrisa que le dio en el hospital le había dejado marcas muy profundas ya...Carraspeó, poniendo ambas manos en sus bolsillos.—¿Usualmente pescas much-?— Cuando dio un paso, se sintió caer. Tristemente, con ambas manos en los bolsillos de su chamarra, lo más probable era que su rostro recibiera el impacto.

Con unos reflejos envidiables, jaló el brazo de Liam con mucha fuerza para evitar que se cayera, de tal manera, que el chico quedó pegado a su pecho. Fué un simple reflejo. Uno que aún no comprendía... o que no procesaba.