Nuevo Despertar (abierto)

Cinco y media de la mañana. El sol ni siquiera había salido, los pájaros aún no cantaban, y la lluvia, como siempre en Inglaterra, incesantemente golpeteaba en la ventana de la casa a la que los maestros insistían que llamara su nuevo "hogar."

No quería levantarse, no quería empezar otro día...

Pero años y años de hábitos hacían que fuera imposible para Sylvain dormir, incluso con los ánimos embarrados en el piso. Había despertado hacía media hora, y por más que daba vueltas en la almohada, no podía pegar los ojos. Tras diez minutos más, el ahora ángel caído decidió que no valía la pena desperdiciar su tiempo así, así que se levantó, se puso unas pantuflas, y bajó a la cocina de la mansión.

Al llegar, lo primero que hizo fue buscar una taza y poner la cafetera. La casa era fría... o tal vez eso sentía por el sentimiento de ausencia que lo había estado persiguiendo esos últimos días. El silencio era demasiado pesado. Siempre había sido así su casa? Él siempre estaba "hablando" con Eos de forma mental o espiritual, lo cuál era como si sus propios pensamientos se reflejaran, pero ahora que ella no estaba, no tenía nada más que el silencio de su cabeza.

-Con que así es una vida sin privilegios...- susurra el chico recargándose en una alacena mientras esperaba a que el agua hirviera. Se quedó inmóvil unos minutos, disfrutando curiosamente el pequeño ritmo que el agua hacía dentro del aparato. Finalmente se decidió a buscar un sartén y unos huevos del refrigerador para hacerse algo de comer.

Tenía que empezar a acostumbrarse a encontrar el "hogar" en cualquier lugar...

Después de todo lo que había pasado se estaban quedando en una enorme casa y aunque el ángel quería seguir durmiendo hasta tarde un punzante dolor atacó su hombro derecho, haciendo que Zadquiel se levante de golpe, con sudor frío en su frente, con cuidado puso una mano contra su hombro; era como si su brazo siguiera ahí, solo que lo sentía como si estuviera totalmente destrozado, como si cada uno de sus huesos estuviera roto.

Se hizo el cabello de su frente hacia atrás, riendo con una voz seca, no tenía caso volverse a dormir si su brazo iba a dolerle una vez más, se levantó de la cama y conjuró algo de mana blanco en su mano para dejarlo en su hombro, tomó una playera y se la puso encima, después de todo el ángel solo usa su ropa interior y un pantalón para dormir, luego se puso unas pantuflas.

Escuchó ruido en la cocina y decidió bajar, caminando hacia el origen del ruido, en este caso, la cocina, y fue ahí donde vio unas enormes, aunque hermosas alas negras, Zadquiel siempre había pensado que las alas blancas eran las mejores ahora tenía otra opinión al respecto. -Sylvain.- Dijo al ver al dueño de dichas alas.

-Ah, buenos días... Zadquiel, cierto?- dice el Sanctus volteando sólo de reojo, intentando ser lo más amable que su estado de ánimo le permitía. -Es bueno ver que no soy el único en esta casa que tiene hábitos matutinos,- dice sonriendo un poco mientras rompe un huevo en el sartén, quedándose luego en silencio sin poder pensar en qué más decir. Sin darse cuenta, su expresión había cambiado a una algo sombría e incómoda de nuevo.

-Em... quieres desayunar? Cómo te sientes?- dice mirando de reojo al pelirrojo una vez más, en particular su brazo. O falta de, y no pudiendo evitar pensar que nunca más podría volver a usar mana blanco para ayudar a los demás...

3 horas de sueño y ya estaba perfectamente despierto, arregló sus cosas para el día y volteando a ver a la cama miró la figura de su novio durmiendo plácidamente entre las cobijas, miró sus cuernos y sus nuevas alas, era tan curioso verlo así, pero a la ves le encantaba.

Sonrió un poco y con cuidado salió descalzo de la habitación, vistiendo una camiseta y unos pantalones, se llevó una mano al cabello arrepintiéndose de haberlo cortado, bueno siempre podía hacerlo crecer de nuevo, pero quería mantenerlo así aunque fuera por un poco más de tiempo.

Al salir del cuarto y comenzar a deambular por la enorme mansión, un distintivo y delicioso aroma le atrajo en dirección a la cocina, mientras más se acercaba su cola se movía más eufóricamente, logró enfocar las negras alas de Sylvain, así como la blanca ala de Zad, se relamió los labios el aroma definitivamente provenía del ángel caído, se les acercó sin permitir ser visto y poco a poco comenzó a absorber la tristeza de Syl, dejándolo vacío de aquella emoción por un tiempo.

Solo entonces salió de su escondite —Buenos días Sylvain, Zad...desde cuando te levantas tan temprano?— levantó una ceja mirando al ángel de un ala y volvió la mirada a Sylvain.

-Sí...- Se rascó la nuca ante lo que el ángel dijo. -Digamos que no puedo dormir entonces, aquí estoy~- Sonrió levemente mirando al contrario romper el cascarón, notando su cambio de expresión.

Iba a decir algo, sin embargo el contrario le ganó las palabras. -Me encantaría desayunar, solo que no dejaré que lo hagas todo tu solo.- De nuevo le sonrió y se acercó un poco a el. -Pues... Me siento normal, hay veces en las que quiero mover mi brazo pero se me olvida que ya no está, entonces termina doliéndome, supongo que solo debo de acostumbrarme.-

Escuchó la voz del demonio y volteó a verlo inmediatamente. -Oh~ Buenos días bestia~- Dijo travieso. -No podía dormir y escuché al Sylvain acá abajo, así que vine, seguramente a ti te despertó tu hambre ¿verdad glotón?- Rió un poco.

Pasó al lado del ángel caído y buscó unos platos, para ponerlos junto a la estufa. -¿Quieren pan tostado?- Preguntó a ambos mientras conectaba el tostador y sacaba algunas rebanadas de pan del paquete.

-Suena duro,- responde Syl intentando sonreir, haciéndose a un lado para dejar que Zadquiel también ayudara con el desayuno. Se quedó en silencio viendo al pelirrojo cocinar, pensando en lo afortunado que era el tener a otro ángel que no lo juzgara por el color de sus alas. Al contrario, parecía ser bastante... empático al respecto.

Sin embargo, una extraña sensación empezó a arrastrarse por su espina dorsal lentamente, sacándolo de sus pensamientos. Poco a poco empezó a molestarse cuando su percepción extrasensorial identificó la fuente de la sensación, y la llegada de Ruby lo confirmó. Syl suspira con molestia ante la demonio aprovechándose para comer, pero decide intentar ignorarlo...

Eso, claro hasta que el conejo llega a la cocina. El comentario hace que de pronto Syl, incaracterísticamente para él, sienta cómo hervía su sangre. Sin cambiar su expresión, el ángel sirve un poco de huevo en un plato, pone un pan tostado, y camina hacia donde Ruby y Kaiser. -No te preocupes, Zad. Creo que ya está bastante llena,- afirma refiriéndose a la demonio, y luego lanzándole una mirada fulminante a Kaiser antes de dejar caer el plato entero sobre su cara, quebrando la porcelana con el golpe. Sin decir más, Sylvain sigue su camino fuera de la cocina, sólo deteniéndose un segundo para, -gracias, Zadquiel.- Tras dirigirle una ligera sonrisa, se dispone a seguir su camino por los pasillos de la mansión

La demonio suspira ante el comentario del ángel de un ala —Peste, sabes perfectamente bien que siempre me levanto temprano— Estaba por negar la oferta de Zadquiel cuando Kaiser llegó a recostarse sobre sus pechos, rápidamente lo tomo de las orejas para alejarlo —Buenos días Kaiser—.

Oh! pero claro que las sorpresas no se iban a terminar ahí, de pronto Sylvain se veía bastante molesto, y por el comentario que hizo creyó entender el porque —Gracias por el cálido saludo pero, solo intentaba ayudar, disculpa...— Miró a otro lado pero el sonido de la porcelana quebrándose en la cara del conejo le hizo regresar la mirada a Sylvain, lanzó al nahual en dirección a Zad y en un instante se dirigió a detener al ángel caído del hombro —Cual es tu problema!?— La furia de Ruby se escapaba por cada poro de su ser o al menos así parecía.

Rápidamente el ángel dejó al nahual recargado en el refrigerador y se puso entre ambos. -¡No es tiempo para estas cosas!- Dijo bastante molesto, frunciendo el ceño lo más que puede. -¡Tanto Kaiser, como Sylvain y hasta tú tienen la culpa.-

-Kaiser por su comentario, Sylvain por pegarle con el plato y tú, aunque lo hayas hecho sin malas intenciones...- Zadquiel suspiró y negó con la cabeza. -Por favor, es demasiado temprano para estas cosas... No peleen, no de nuevo... Por favor...-

El tono de su voz era bastante serio, cosa extraña para el ya que siempre trataba de bromear para aligerar el ambiente, pero en esa ocasión, no, había que poner orden entre todos. -Haré el desayuno para nosotros cuatro... Pero no quiero más discusiones... ¿Lo entienden?- Miró a todos con la mirada molesta, el tono de su voz manteniéndose serio.

Syl estaba a punto de responder "Tú eres mi problema!" cuando de pronto se queda quieto mirando a Ruby a los ojos, notándose algo desconcertado. Los regaños de Zadquiel terminaron de sacarlo de sus pensamientos.

-L-lo siento, Ruby,- dice quitando la mano de la demonio de su hombro de la forma más gentil que pudo. Él no solía ser violento o impulsivo de esa forma... qué rayos le había pasado? Sin embargo, el simple sonido de la voz de Kaiser hacía que le hirviera la sangre por alguna razón.

El ángel cierra los ojos, humenado en silencio mientras intentaba calmarse, sin darse cuenta aún apretando la mano de Ruby. Sin embargo, era obvio que no lo estaba haciendo para lastimarla.

Después de un laaaaaaaaaaaaargo respiro, Syl vuelve a mirar a Ruby a los ojos, -no sé qué me pasó,- responde con un dejo de sarcasmo, mirando a Kaiser de reojo,y finalmente soltando la mano de la demonio. -Perdona...-

A pesar de que tenía un increíble impulso por hacerle un agujero en el estómago al conejo y sacarle las tripas, decidió que tenía que ser mejor persona y regresó con paso lento a la cocina, sentándose justo frente a Kaiser a esperar la comida. Después de dejar salir un exasperado suspiro, Syl se soba las sienes con una mano. De dónde estaban saliendo esos pensamientos tan... barbáricos?

El abbadon solo había estado fingiendo que dormía, en toda la noche le fue imposible conciliar el sueño. Al escuchar toda la actividad de la cocina, el olor a comida y quebrar de platos decidió que era inútil seguir intentado dormir así que se levanto de la cama.

Se viste y se dirige a ver quien mas estaba despierto. Jules aparece por el marco de la puerta, saludado amablemente como era su costumbre. A diferencia de los demás ángeles presentes, llevaba ocultos sus alas y cuernos, dándole la apariencia de un humano común.

-Bueno días- les dice a todos con una sonrisa. Se acerca a Ruby despacio, para darle un pequeño beso en la mejilla. Y luego pregunta -¿Aun hay comida?- dando un paso atrás para buscar donde sentarse.

El abbadon voltea su mirada al piso al ver que habia pisado algo, y luego a Kaiser quien tenia pedazos de alimento en su cara.

-Kaiser, no desperdicies comida- le dice en un tono calmado pero como regaño. Se dirige al armario cercano para tomar una escoba y recogedor, limpiando lo que estaba tirado en el piso, solo en ese entonces es obvio lo cansado que esta. Sus acciones eran en general mas lentas de lo normal, y le era imposible ocultar las ojeras en su rostro. Una vez que termina de limpiar, vuelve a guardar las cosas donde estaban y toma asiento a un lado de Sylvain, sonriéndole en saludo.


-¿Necesitas ayuda?- le pregunta al ángel cocinando, esperando por primera vez en mucho tiempo que se negara, ya que no tenia humor de estar de pie. 

Ruby estaba claramente ignorando las palabras de Zadquiel, tan solo sosteniendo a Syl de un brazo molesto, y entonces vio extrañado la mirada que le daba el ángel caído, así como sus subsecuentes acciones.

Mientras Sylvain suspiraba para calmarse sosteniendo su mano la demonio fue quién terminó extrañada por sus propias acciones ya que le respondió al apretón de manos sin darse cuenta —no...yo...también fue mi culpa, no debí arrebatarte tu tristeza de esa manera...lo siento—.

Cuando Syl le soltó la mano para ir a sentarse, Ruby dejó salir el aire que había estado guardando ligeramente sonrojado por lo que había ocurrido. El escuchar la voz de Jules le sacaron de sus pensamientos, pero no dijo nada al verlo con su forma humana, sabía que el abbadon no se sentía cómodo con su nueva forma, pero su rostro, su voz, el paso en el que andaba "creí que por fin había logrado dormir un poco hoy" Suspira ante su propio pensamiento y va a pararse junto a Zad —Si necesita ayuda yo lo asistiré— voltea a ver a Jules —y no creas que tu falta de sueño va a hacer que baje el ritmo con las sesiones de estudios y Kaiser....una palabra más y te quedas sin orejas—.

Miró a Zad y lo que estaba preparando —dime en que ayudo, y no hagas porción para mi,,, ya me había alimentado para esta semana y el intentar ver feliz a Syl bueno....eso va a evitar que pueda comer al menos por hoy—.

-No, estoy bien...- Dijo el ángel, molesto obviamente ante las palabras del nahual. -No se preocupen.- Suspiró suavemente. -Yo haré el desayuno.- Comentó con una pequeña sonrisa y preparó más pan tostado, ahora haría omellet para todos, también freiría unas salchichas.

Sonrió ante la idea del desayuno y con ayuda de su mana naranja comenzó a mover las cosas, si ya no podría usar su brazo derecho para ayudarse usaría sus poderes para no tardarse mucho. -Ruby, ¿podrías darme cuatro platos?- Le pidió al demonio. -¿Seguro que no quieres nada?- Preguntó de nuevo, se notaba ya más calmado, volteó a ver a los demás. -¿A quién le sirvo café y a quién jugo de naranja? ¿O ambos?- El ángel era de esos de tomar ambas cosas en el desayuno.

Sylvain sonríe maliciosamente viendo a Kaiser cuando todos en la habitación lo comienzan a regañar, encogiéndose de hombros con una ligera sonrisa burlona. Estaba intentando buscar palabras para decirle a Jules. Lo que fuera, pero realmente no se le ocurría nada que valiera la pena. Qué le decías a un amigo al que habías intentado matar? Y a quien por salvar habías perdido a tu compañera de toda la vida. El ángel se limitó a sonreírle de igual forma, sin decir palabra.

-Yo tomo ambos,- le responde finalmente a Zadquiel, hundiéndose en el asiento a esperar la comida mientras miraba al otro ángel cocinar. Tampoco pudo pensar en qué decirle a Ruby. No sabía cómo sentirse de ser la fuente de alimento de un demonio que comía tristeza, y aunque el prospecto de sentirse feliz era tentador, también se sentía como una salida falsa y vacía. Suspiró.

Abrió la boca para comentar sobre el mana índigo, hacerle una burla al conejo para desprestigiar su uso de la afinidad, pero luego recordó que en esos momentos ya no tenía ningún pacto del cuál alardear. Simplemente cerró la boca de nuevo, con algo de impotencia...

El sólo sonido de la voz de Kaiser hacía tan difícil que estuviera de buen humor...

Jules solo suspira ante el regaño de Ruby, sin embargo no se veía molesto, al contrario, aun tenia su sonrisa. Le era agradable el ver como la actitud del demonio hacia él no había cambiado en nada, aun ahora. En realidad todos parecían estar portándose igual que siempre, incluso Zadquiel a quien le faltaba un brazo y una ala. El único distinto parecía ser Sylvain, había algo diferente en él. Jules no podía evitar pensar que el ángel había perdido incluso más que él mismo aquel día. Sin saber que decirle solo voltea con Zadquiel, para responder a su pregunta.
 
-Yo también quiero ambos, por favor- el abbadon bosteza, tal vez lo único que necesitaba era esto, ver que todo seguía bien, para poder conciliar el sueño. Quizá intentaría dormir de nuevo después del desayuno.
 

Unos incómodos segundos de silencio después dirige su atención al chico de cabello plateado a su lado, preguntándole en un tono bajo para no llamar mucho la atención de los demás  -¿Como sigues?- le dice, en un tono suave y atento.

La demonio suspira y asiente ante la petición del ángel tomando cuatro platos para poder dárselos —Nada de comer, seguro...pero un café creo que estaría bien peste, gracias— con esto dicho fue a sentarse a un lado de Kaiser frente a Jules.

Recargó los codos en la mesa y esperando que Zadquiel llegara con la comida aprovechó para hablar con Kaiser —Lo más pronto posible, me parece que podría hacer algunas cosas interesantes con el conocimiento necesario, pero será luego de las sesiones de estudio, no voy a dejar que tu tampoco te intentes escapar solo por enseñarme—.

Dicho esto recargó el mentón en el dorso de ambas manos, cerrando los ojos mientras se concentraba en el sonido y aroma de la comida de Zadquiel —Jules, si sigues sin dormir te va a hacer daño— Dijo entreabriendo un ojo para ver al abbadon frente a él, le dolía verlo tan cansado, de todos los presentes en ese lugar Ruby era quien menos la había pasado mal después de todo.

-Gracias.- Le dijo al demonio con una sonrisa y sirvió los omellets junto con las salchichas y aún usando el mana les dio sus platos a cada uno, para luego servir cinco tazas de café y cinco vasos con jugo, repartiéndolos por igual. -Espero les guste.- Volvió a sonreír y se fue a sentar, realmente no vio junto a quien se puso, el ángel tenía hambre y no le pondría atención a pequeñeces como esas; y no, tampoco agradecería por la comida, no era de ese tipo de personas.

"Difícil" pensó el ángel para si mismo pero solo sonrió y negó con la cabeza, esperando no levantar sospechas con los demás. Tomó un gran trago de su café, sintiendo el líquido pasar por su garganta, sonrió ante la sensación y las plumas de su ala se esponjaron ligeramente, era bastante cálido y eso le gustaba.

El caído le sonríe un poco a Zadquiel cuando le deja la comida en su lugar, empezando a comer sin muchas ganas. La comida estaba buena, pero realmente no estaba en humor, menos con Kaiser hablando y hablando y habla-- Entonces fue que escuchó a Jules.

-Em... pues, estaré bien, no te preocupes,- responde sonriendo con algo de ironía mientras empezaba a cortar una salchicha, el cuchillo meciendose lentamente mientras Syl cortaba sin pensar. Al mismo tiempo, flashazos pasaron por su cabeza sobre lo que había estado soñando. Matar a Jules... por él era que todo estaba así ahora. Que no estaba Eos... y para qué? Para que había sido todo eso realmente? Para que el ahora abbadon no durmiera y anduviera por ahí deprimido, siendo cargado y arrastrado por los demás. Siempre había sido así? Dependiente? Por qué había sacrificado todo ento--

Sin darse cuenta, el plato de porcelana de pronto truena, rajado por el medio, y el cuchillo clavado sobre la mesa. No se había fijado que mientras dejaba su cabeza ir había seguido cortando hasta que, bueno...

Syl se queda mirando el plato roto sorprendido, y aún más al darse cuenta todo lo que estaba pensando. En verdad eso había pasado por su cabeza? El ángel mira hacia arriba para ver a los demás, el silencio inundando de pronto la cocina.

-Creo... creo que necesito algo de aire...- dice levantándose, para luego ver a Zadquiel, y luego a la comida abajo. Syl hace un gesto de remordimiento, y se echa todo lo que quedaba en su plato a la boca casi de un bocado, masticando rápido y tragando. -Gracias por la comida, Zadquiel...- dice apenado, dudando un par de segundos más antes de dirigirse a la puerta de la cocina para irse lo más pronto que pudiera de ahí.

Jules solo se queda observando a Sylvain, desde que se levanta, hasta que sale de la cocina. Suspirando un vez que se retira, preocupado. 

Es entonces que el abbadon dirige su atención a Ruby, respondiendo a lo que dijo. -Eso lo se bien, si estoy durmiendo, un poco, solo no lo suficiente- le dice peinando su cabello hacia atrás con una mano. 

-Aun no me acostumbro a, bueno, los cuernos- ademas de que tenia problemas quitandose las imagenes de aquel dia de la mente. 

-Creo que tendré que tomar algo para el insomnio si sigo así- sin embargo era algo que quería evitar a toda costa, aun no estaba seguro de si lo que fuera que tomara, afectaría de forma negativa a lo que ahora era. ¿Que tanto había cambiado en verdad?


-Iré a la farmacia, mañana temprano si no logro dormir hoy, lo prometo- le dice a la chica con una sonrisa, intentando desminuir su preocupacion, el cansancio aun obvio en su expresión. Sin embargo torna su atención al plato que le dejo Zadquiel sobre la mesa, haciendo un esfuerzo por al menos comer bien. Eso también era necesario para su recuperación, sobre todo, ahora.

La demonio vio a Kaiser sonriendo ladinamente —No hay forma de escaparse de mis sesiones de estudio, ya deberías haberlo entendido luego de tantos intentos fallidos...uhm creo que aprender a invocar cosas, tener un pacto con algo sería interesante....como los perros de Ian!— Dicho esto su cola comenzó a moverse de un lado al otro hasta que llegó Zad con un café y un jugo para todos.

—Peste...cuál fue el objetivo de preguntar que queríamos si nos ibas a terminar trayendo ambas cosas a todos?— suspiró moviendo el vaso en dirección a Kaiser, para que tomara su jugo, esperando que este le diera su taza de café, y acto seguido tomo su propia taza para comenzar a darle unos cortos tragos.

Estaba por responderle a Kaiser sobre lo de las festividades cuando el sonido de la porcelana rompiéndose lo saca de sus pensamientos de golpe, haciendo que voltee a ver al cuervo (si voy a poner cuervo a partir de ahora porque me da fiaca poner angel caído) bastante sorprendido, pero incapaz de articular palabra alguna por el momento.

Su mirada solo se desprende de la imagen del chico con alas negras saliendo de la cocina una vez que Jules habla —Ahm...si, se que...estás durmiendo, compartimos cuarto...y cama...pero...eso, necesito que descanses más..digo, necesitas descansar más— Se lleva una mano a la frente mientras establece un enlace mental con Zad "hey, peste, termina de comer y ve a hablar con Sylvain quieres?".

Volviendo su mirada a Jules comienza a responderle a Kaiser a la par que se lleva la taza de café a los labios —Creo que ahora eres el único con un lugar a donde ir en las fiestas Kaiser...pero la verdad, no creo que nadie esté de humor para divertirse en estas, aunque sería una buena distracción de todo lo que está pasando— Susurró esto cerca de su café a sabiendas que Kaiser podía escucharle y con la esperanza que nadie más lo hiciera.

-Pues... No sé, costumbre supongo~- Dijo con una pequeña sonrisa mientras seguía concentrado con su comida, escuchando a medias lo que sus compañeros decían, bueno, o al menos eso era hasta que escuchó el plato romperse y de inmediato alzó el rostro para ver al ángel caído, fácilmente se hubiera metido en su mente para hablar con el, pero, aún no se conocían bien como para hacer eso; escuchó lo que dijo el ángel de alas negras y una sonrisa muy leve se posó sobre su rostro.

-Está bien, no era necesario que hicieras eso, pero gracias Sylvain...- El ángel picó un trozo de salchicha y murmuró para sí mismo. -Espero que te haya gustado...- Suspiró nuevamente y continuó comiendo, hasta que escuchó la voz de Ruby en su mente. "¿Eh? Ah sí... Hablaré con el."

Y por más que quisiera apurarse a comer, no podía, era más tardado solo usar una mano, aunque no le diría a nadie que eso le molestaba un poco.