[+18] Intuición (privado Alen / Ruby)

Después del incidente ocurrido con Ruby y Eytan en el jardín (y la consecuente reparación del daño, aprovechando lo bien que la súcubo maneja desde siempre el mana verde), Alen habla con Vhann para quedarse unos días más en la mansión Silverwing.
Había visto a Ruby varias ocasiones en Furukawa, normalmente molestando o cuidando a Kaiser. Desde entonces le había parecido interesante, pero su actitud tan defensiva y la timidez tan terrible de Alen le habían impedido acercarse demasiado... y ahora, Ruby la encontró a ella. Había algo en ella que le llamaba con muchísima fuerza y no sabía qué era, pero quería verla una vez más.

Ahora se encuentra frente a la puerta de la habitación de Ruby, con el corazón acelerado y respirando con rapidez, aún preguntándose qué hace ahí si es muy posible que la hellhound la rechace. Baja su aura de súcubo al mínimo para presentarse casi como una humana, exhala profundamente y toca a la puerta.

Ruby acomodaba sus cosas, a pesar que se había mudado de habitación hace unos días su cuarto aún no estaba acomodado, no lograba buscar una organización que no le recordara cuando compartía cuarto con él, y cuando se estaba rindiendo escuchó su puerta sonar.

La demonio levantó la cabeza para mirar en dirección al sonido y se incorporó para abrir a quién fuera que le estuviera tocando, cual fué su sorpresa al darse cuenta que quien se encontraba frente a su puerta era nada más y nada menos que Alen, la demonio de lujuria con la que había abierto su verdadero ser hace poco; su rostro se pintó de rojo en prácticamente un instante a la par que sus ojos se fijaban en las esmeraldas ajenas.

—Oh...hey....está todo bien?— Normalmente nadie iba a su habitación, ni siquiera Kaiser así que le era extraño y algo incómodo que alguien fuera a buscarla a su puerta, nah, no podía ser eso —Te perdiste verdad?— Más que pregunta sonaba como una afirmación —a dónde buscabas ir?— preguntó sin dejar a la pelirroja responder la previa pregunta.

-Sí, bueno... eh... No, no estoy perdida. Quería... venir... a verte.
Y clava también sus ojos en los de Ruby, tragando saliva y sonriendo apenas.
-Quería saber cómo seguías- añade rápidamente, mirando hacia el suelo y sujetando un mechón de la melena roja detrás de su oreja -. Venir a saludarte y eso. Y... traerte galletas- dice, sacando de su bolso unas galletas grandes de chocolate.

—Eh?...ahm.....— La demonio ciertamente no tenía idea de como reaccionar a eso pero el sonrojo en su cara y la confusión en su mirada seguramente respondían más de lo que preguntaban —Yo....ehhh...he estado bien? creo....— Tomó las galletas con cuidado mirando el contenido, solo esperaba que no fueran muy dulces, o mejor dicho que no tuvieran la más mínima cantidad de dulce en ellas—Gracias...ehm....q-quieres entrar a hablar de algo? o....no se....—.

La hell hound desvió la mirada, se le notaba bastante nerviosa y es que ciertamente lo estaba, estos demonios de lujuria y sus habilidades la incomodaban bastante, y lo peor es que no era de una forma negativa.

Alen pasa y cierra la puerta tras de sí, y de manera inconsciente, pone el seguro. Luego, aún sin mirar a Ruby, se sienta en un rincón de la cama, intentando apagarse lo más posible; sentía el nerviosismo de Ruby y de verdad lo último que quería era incomodarla así... por ahora.

-Pues... las hice yo, y son de chocolate amargo. No me encantan dulces- dice, sonriendo y mirando ahora por la ventana -. ¿Cómo van tu... tu brazo y tu pierna? Si quieres, he hecho algunos tónicos regenerativos, y te puedo preparar uno...

Miró como la chica se contoneaba hasta quedar en un rincón de su cama, ella de momento solo se quedó ahí con la bolsa de galletas en la mano hasta que escuchó que estas eran de chocolate amargo y sin pensarlo un instante fué a la superficie más cercana para colocar la bolsita en esta y con cuidado abrir el recipiente para tomar una galleta, dándole una mordida, la Hellhound podía aún sentir el ligero sabor dulce que inclusive el chocolate amargo cargaba, pero al menos no era tan desagradable que algo completamente dulce —saben bien...gracias— Dicho esto volvió a cerrar la bolsa, se las comería luego con un café para contrarrestar lo más posible la tonalidad dulce de las galletas.

Ruby escuchó la siguiente propuesta de la pelirroja y negó con la cabeza mientras se sentaba en un banquillo que tenía junto a la ventana mirando hacia afuera —Sabes cómo funcionamos los demonios, no necesitamos esas cosas, nuestros cuerpos a pesar de ser reales podrías decir que no lo son realmente....solo necesito tranquilizarme y concentrarme en la recuperación de mis extremidades, he tenido muchas cosas en la cabeza últimamente—.

En cuanto se había sentado había guardado sus alas pero conforme más hablaba se podía notar la inquietud y culpa de la demonio en los pequeños gestos que hacía con su mano, la demonio se castigaba por completo por el hecho de que Jules se fuera de la mansión, y aunque el demiplano era seguro...de alguna forma, sentía más confianza en poder tenerlo cerca, le habían prometido que lo cuidarían, todos lo habían hecho y sin embargo......Ruby suspiró cuando estaba al borde de las lágrimas para calmarse —Por cierto, Alen....disculpa lo de la otra vez con Eytan— Ruby al fin devolvió la vista a la pelirroja, sus ojos estaban algo cristalinos pero fuera de eso tenía la misma expresión seria de siempre.

-Hueles a culpa- dice la súcubo casi sin pensar, con los ojos aún perdidos en el horizonte -. No por lo ocurrido con Eytan; eso... eso ya tiene tiempo contigo, según puedo percibir. Es otra cosa, y creo que tiene que ver con esa marca de piel más clara en tu dedo anular.

Y se gira para mirar a Ruby; sus ojos efectivamente brillan como un par de esmeraldas con la luz del atardecer.
-No te culpes, Ruby, sea lo que haya sido- continúa, dirigiéndole una mirada comprensiva -. Las cosas suceden por algo, aunque no lo veamos desde donde estamos. Yo sé que algo te trajo hacia mí, más allá de mi propia naturaleza... y no sé tú, pero yo quisiera descubrirlo.

Después, sobre la cama, estira el brazo y ofrece su mano, desenvolviéndola desde el puño hasta extender la palma como si de un delicado jazmín se tratara.
-Necesitas sanar, y por ahora convendría que te enfocaras en eso. Ya después resolvemos el resto...

Marca de piel más clara en su dedo anular? de que estaba hablando? no debía de haber ninguna marca...o mejor dicho la hellhound no lo había notado pero al mirar su mano pudo verlo, de alguna forma mantenía la marca del anillo como si fuera un Esna o un Darkha, cerró la mano y la marca desapareció rápidamente, eso era algo simple de "curar" pero....Sin ver a Alen Ruby siguió escuchándola.

—A...qué te refieres con que algo me trajo a.....ti?— Solo en ese momento Ruby miró a la otra demonio, sintiendo una enorme nostalgia al dejarse inundar por su mirada, aquel brillo definitivamente era como los ojos de la forma final del abbadon.

Ruby lentamente se levantó del banco y con algo de duda tomó la piel aperlada de Alen fijándose cada vez más en su mirada, era algo que simplemente no podía evitar —Estamos hechos de emociones....nuestras formas dependen de nuestras emociones....no es tan fácil como lo dices— Normalmente Ruby habría explicado aquello de una forma más técnica pero, la mirada ajena y el toque de su piel, definitivamente tenía ganas de lanzarse a sus brazos.

Alen asiente con cuidado, arrastrando lentamente la cadera sobre la cama para acercarse más a Ruby y tomar toda su mano. Ella también se muere por abrazarla con fuerzas, aunque hay algo que le dice que aún no debe. La marca que vio o que creyó ver y la disimulada insistencia con la que Ruby se había estado tocando la base del anular le indicaban que alguien acababa de dejar un gran vacío en su corazón... y que quizá Ruby estaba confundiéndose con Alen cerca.

-Nadie dijo que fuera fácil, princesa- dice, con una voz que se debilita cada vez más -. Pero si quieres hacerlo, yo... siento un enorme deseo de ayudarte, de acompañarte.

Y la mira de nuevo, ahora con los ojos cristalinos, tragando saliva...

Ruby miró a la otra demonio algo incrédula, su corazón se estaba acelerando ante la forma en la que le hablaba y su brillante mirada, de alguna forma se relajaba al tenerla cerca, seguramente simplemente era el efecto de raza ajeno pero, en este momento realmente no le importaba mientras pudiera mantener esa calma que no había sentido en un buen tiempo.

—Tu....qué ganarías con eso?— al contrario de sus desconfiadas palabras se estaba sentando a su lado con cuidado de no golpearla con sus alas y entrelazando sus dedos con los ajenos —Por qué eres...tan buena conmigo?— Ruby no podía evitar encerrarse en la hermosa mirada ajena, y gracias a la neblina que la chica creaba frente a su pirámide de culpa al estar tan cerca de pronto una parte de su brazo derecho así como de su pierna izquierda comenzaron a brillar, creciendo tan solo ligeramente.

Al entrelazar sus dedos con los de Ruby, Alen siente una suerte de magia curiosa y extraña, cálida y que le acelera el corazón, poniéndole los ojos más rasos ahora. Nota cómo se estiran apenas su brazo y su pierna y sonríe con alegría, tomando con más fuerza la mano de Ruby; sí, era cierto, algo las había llamado juntas y ahora lo podía ver.

-¿Ves? Esto... quizás es esto. Yo no gano nada, salvo ver que puedes estar mejor y puedas enfrentar lo que sea que venga...

Y estira el otro brazo para acariciar su rostro con toda ternura, sintiendo el corazón lleno.

Ruby mira a la otra demonio totalmente roja, podía sentir su respiración alterada pero también era perfectamente consciente de que estaba más tranquila en este momento que en otras situaciones. Enfocó su mirada en el rostro ajeno de nuevo quería tocarlo, ya no era solo la mirada la que la mantenía ahí, no era solo el parecido con Jules lo que la hacía acercarse.

Cuando Ruby sintió la mano de Alen tocar su rostro de momento se le vió bastante confundida, mas prontamente cerró los ojos y recargó el rostro en la suave piel ajena, como un perro abandonado en busca de un amo....quizá lo que Zadquiel decía era razón...quizá solo era un demonio débil con tendencias caninas —Realmente...no necesitas ayudarme— Y a pesar de las palabras que decía su cabeza seguía recargada en la sedosa mano ajena.

-Oh, no, no necesito esto- dice cabizbaja, aún tomando su mano mientras la otra sigue en su rostro -, y sé que tú tampoco me necesitas. Estaríamos dándonos demasiada importancia...

Y entonces vuelve a mirarla, volviendo a arrastrar la cadera para acercarse y apretar apenas más la mano de Ruby; su otro brazo se acerca, rodeando su cuello, como intentando abrazarla; si nota la más ligera resistencia, no buscará acercarla.

-... pero sé que quisiera ser buena contigo. No hay razón para no serlo. Quiero verte sonreír... de seguro te verías hermosa.

Ruby abre los ojos al sentir como la mano en su rostro se desliza a su cuello, su cola se eriza de golpe a la par que sus mejillas se enrojecen un poco más, el tener la piel gris y la sangre roja no era muy conveniente en estas situaciones..."Qué estás haciendo?" iba a preguntarlo en voz alta y sin embargo solo lo pensó dejando que la pelirroja la atrajera en su abrazo y correspondiendo el ligero apretón de manos ajeno.

—Tampoco hay razón para ser buena conmigo, y menos para decir esas cosas— Le apenaban las palabras ajenas y al estar tan cerca ya no había el como intentar ocultarlo, inclusive la punta de sus orejas estaba roja en este momento —pero....gracias....— Quizá esto era realmente todo loque necesitaba para sentirse un poco mejor, solo un simple abrazo sin preguntas que le hicieran recordar nada de lo recién ocurrido.

Alen mira a la hellhound con ojos tranquilos, expectantes, agachando apenas la cabeza mientras ella permite el suave abrazo, gentil y apenas tierno. Respira profunda y lentamente, haciendo lo posible por mantenerse y mantener a Ruby serena...  lo último que querría era incomodarla más.

Haciendo gala de lo bien que puede manejar el mana naranja, la súcubo busca envolver a Ruby en una atmósfera de paz y cariño puro y suave como algodón, aunque sea por unos minutos. Las cicatrices, la eterna sonrisa contrahecha en su rostro le dicen que ha pasado por mucho dolor y mucha pena. Quiere verla bien. Quiere verla bien...

Sin lugar a dudas la demonio se estaba relajando y era algo que se notaba fácilmente en el como sus alas ya no estaban tensas, además que poco a poco fue buscando algo más de contacto hasta hundir el rostro en el cuello ajeno moviendo ligeramente la cola de un lado al otro mientras mantenía su mano atada a la ajena, solo que esta vez la sostenía con cuidado, esta forma tan cuidadosa de ser cuidada, de alguna forma le recordaba a él y a la vez era tan diferente que le asustaba un poco estar tan cómoda con esta cercanía.

Ruby suspiró y separó los labios para hablar, se le escuchaba igual que antes pero ahora que Alen había creado un ligero enlace, quizá le sería más fácil darse cuenta del como Ruby se encontraba mucho más serena —Alen....el truco de mana....no es necesario— Aunque ya lo usaba más el mana naranja nunca sería de sus preferidos, y con eso en cuenta y las veces que varios enemigos le habían hecho caer ante trucos de mana naranja la demonio se había dado al trabajo de al menos afilar su habilidad para sentirlo, especialmente considerando que Zadquiel podía entrar y hurgar en su mente en cualquier momento, y conociéndolo al momento en que se fue Jules el ángel seguramente no habría dudado ni un instante en rascar su cabeza.

La nube de mana se disipa mientras Alen abre los ojos, sintiéndose avergonzada por ser descubierta usando una finísima capa de mana naranja, y al mismo tiempo con gran confianza en sí misma: Ruby se había recostado en ella por voluntad propia, confiando en ella, no cediendo ante el hechizo. Cierra de nuevo los ojos, esta vez rodeando por completo a la hellhound entre sus brazos.

-Lo tendré en cuenta...- murmura, y comienza a acariciar su espalda lentamente, haciendo camino en la piel alrededor de sus alas con gran cuidado. Quiere evitar tocarla de manera que se pueda malinterpretar, pero siendo una súcubo, bueno... no sabía si eso no era posible.

Ruby soltó un ligero jadeo al sentir las manos ajenas rozarle tan cerca del nacimiento de sus alas, su mano comenzó a temblar a la par que acariciaba ligeramente la piel del dorso ajeno, disfrutando de la sedosidad de su piel mientras se dejaba encantar por su aroma —Qué haces?— Preguntó en un suspiro mientras acercaba su cuerpo ligeramente de forma algo inconsciente.

El aroma de la chica junto con el tacto de esta en su espalda le estaban mareando un poco, era como derretirse en un mar de desesperación solo que no tenía miedo. Era como aquellos horribles días de su infancia, pero esta vez había algo relajante en ello, aunque no sabría descifrar bien que era esto.

La mano de la hellhound subió por el brazo ajeno hasta reposarse en la espalda de la súcubo, estaba respirando algo agitada por el lugar en que esta la acariciaba, pero no era muy notable, además solo quería un poco más de contacto.

Al sentir las manos de la chica a Alen se le acelera el corazón de golpe, pero hace lo posible por mantener la compostura; entonces el jadeo, aunque apenas audible, llega a los oídos de Alen.

Ya. Es todo. Ya no puedo.

-Nada todavía- murmura, mientras lucha por no encenderse como brasa con el contacto de la piel de Ruby. Lentamente empieza a recargarse en la cama llevándosela entre los brazos, yendo con las manos del nacimiento de sus alas hacia su espalda baja, tentando el terreno; su respiración se hace más pesada y profunda, aspirando su aroma -que se le antoja cada vez más delicioso y llamativo- con cada inhalación, y mantiene los ojos completamente cerrados mientras los últimos rayos del sol se escapan desde detrás de las montañas, hacia el cielo violáceo.

Su piel se siente tan... bien... tan bien... es familiar y al mismo tiempo es como un nuevo mapa para explorar. No quiero separarme...

Sabe perfectamente que en cualquier momento, por el canal que se había creado entre ellas, Ruby podrá leer lo que piensa.
Ya no le importa.
Desea quedarse.

Ruby tiembla un poco ante el murmuro ajeno, el aroma ajeno realmente la estaba mareando ahora y sin notarlo realmente se dejó llevar por el cuerpo ajeno a recostarse en la cama, comenzó a olfatear su cuello y su cabello a la par que se le aferraba con el brazo que tenía.

Sus alas se agitaron un poco al sentir como el contacto ligero con la base de estas cesaba para pasar a su espalda baja, y entonces la escuchó, los pensamientos ajenos en su mente retumbaron como campanas por todo su ser, podía sentir como se le erizaba la piel y como se sonrojaba aún más de ser posible.

Sus labios lentamente comenzaron a imitar los olfateos y comenzó a rozar la piel del cuello de la menor con estos "hueles bien" sus colmillos se hicieron presentes rozando la piel ajena, era raro que Ruby perdiera el control de su forma a menos que fuera al momento de pelear......y en ocasiones que le recordaban su pasado por supuesto, pero esto no era ninguna de esas cosas.

La piel de Alen se eriza completa, tornándose toda roja por un instante con el roce de los labios de Ruby y la sensación de su respirar sobre su cuello. Tú también... Se muerde un labio y se relaja sobre la cama, respondiendo con el mismo olfateo apenas ansioso, casi delirante.

El aura natural de súcubo de Alen aflora cada vez más, como si de un capullo de rosa se tratase, hasta desplegarse por completo para Ruby. Sus manos febriles recorren su espalda casi temblando, mientras sus labios comienzan a arrastrarse con lentitud por el cuello y la clavícula de la hellhound; no podía pensar ya, obnubilada por su creciente instinto.

Lo que sí hay ahora es una pregunta rondando su mente, una que no está segura si quiere formular, pero finalmente se arma de valor.

Dime... ¿a dónde quieres llegar conmigo?

Los colmillos de Ruby se retraen al momento de sentir la invasión del aura de lujuria ajena, ante esto sus ojos comienzan a brillar, y ante la primera oportunidad que tiene sostiene a la pelirroja de la nuca para acercarse a devorar sus labios.

Sin embargo justo antes del contacto Alen la hace despertar un poco con esa pregunta...."llegar?" pregunta ligeramente confundida por el mar de deseo en el que se encontraba en ese momento, eso....no le habían preguntado eso antes...y menos un demonio de lujuria, eso era nuevo.

La hellhound parecía que no podía alejarse pero al menos podía detenerse y así lo hizo, tenía la respiración más alterada de lo que debía y aunque su mirada irradiaba deseo y necesidad no estaba haciendo nada, su mano temblaba y su mente divagaba, debería continuar debería detenerse? podría detenerse? muchas preguntas se formularon en la cabeza de la demonio mientras su respiración chocaba contra los labios de Alen.

—No lo se— Respondió por fin entre jadeos sin moverse un milímetro, realmente quería el contacto de alguien más pero.....la pregunta de Alen le estaba haciendo cuestionarse si realmente eso estaba bien o no, no sabía si seguir y con el aura ajena era incapaz de detenerse —....y tú?—.

-A donde tú me permitas.

Cierra los ojos, volviendo a apagar su aura. Sus brazos dejan de agitar sus pálidas manos en caricias y simplemente se aferran al tronco de Ruby en silencio, mientras su respiración se normaliza; no es un silencio incómodo, si no de tranquila expectación que da a entender que está más que contenta de poder tener a Ruby cerca. Lo que sea que elijas está bien. Quizás es demasiado pronto; quizá somos las dos montando castillos en el aire.

Y vuelve los ojos a ella, mirándole con la profunda selva que tiene en los iris. Sé que te deseo y que de eso no hay duda alguna, pero también sé que no eres algo que deba tomarse a la ligera. Por eso insisto... llegaré a donde tú me permitas.

Ruby se le queda viendo totalmente roja y creando un poco de distancia con el rostro ajeno al recuperar más el control de su cuerpo, más mantiene este pegado al de la pelirroja, parpadea sorprendida ante sus palabras y al escuchar que la deseaba no le tomo mucho para de una forma algo brusca cortar el enlace mental —d-d-de...me de...seas?....qué?—.

No sabía como reaccionar ante esas palabras y lo más lógico en lo que pudo pensar en ese momento fue en levantarse con las alas y sentarse para crear algo de espacio, aunque esto la terminara llevando a sentarse en el regazo de la chica —Pero bueno...apenas y me conoces y yo....acabo de....terminé con......yo....— Ruby miró a otro lado avergonzada y culpable, no sabía que decir o hacer, se sentía entre la espada y la pared, si Alen no hubiera dicho eso tal vez...seguramente habría seguido pero ahora se sentía algo nostálgica de nuevo, por qué con cada acción amable de alguien en ese aspecto tenía que recordar a Jules?

Ruby bajó la cabeza dejando que su largo cabello ocultara parte de su rostro —Si realmente me deseas entonces....no tienes porque ser tan considerada— Su voz y su expresión se habían oscurecido, era como otra persona y a la vez claramente la misma, era después de todo, solo un animal buscando refugio en la oscuridad...solo una "bestia".

Alen ahora se apaga por completo, como la vela que asfixia dentro de un vaso.

-No sólo te deseo y lo sabes. Hay algo más, algo que no entiendo y que vine a desenmarañar.

Ella también mira lejos, sintiéndose confundida, sin poder evitar los océanos que se levantaban hasta cubrir sus pupilas.


-No sé que te hicieron ni por lo que has pasado, Ruby- empieza -, y tampoco quiero saberlo si no quieres contarme. Mi naturaleza... verás, no me controlo mucho todavía. También por eso dudaba en venir, porque sé lo mucho que te incomodan los... los súcubos.

No sabe si levantarse, pero decide al final mover a Ruby de su regazo para sentarse en el borde de la cama y mirar por la ventana; la luna está apenas asomando, dejando caer su aperlada luz por entre los ventanales. ¿Qué hice? ¿Qué estoy haciendo...? Y agacha la cabeza, tragando saliva. No quería herirla. No quería incomodarla y ahora Ruby había vuelto ser la demonio fría y dura que la confrontó en el jardín.