Snowflakes on my mane.

A pesar del desagradable frío del lugar, cuando Alan lo jaló hacia él, sintió por un segundo un calor envidiable que hubiera querido emanar de su propio cuerpo. Cuando se incorporó que fue lo más rápido posible, sacó las manos de sus bolsillos y se separó de él, carraspeando y riendo un poco.—Gracias...debería de tener más cuidado...—Después de mirar por un momento su rostro, fue (con mucho cuidado) a su lugar a sentarse otra vez para ver el río. Esperaba que lo acelerado de su corazón fuera solo la adrenalina de casi haberse caído y nada más.

Agitó la cabeza. ¿ Qué estaba haciendo exactamente ? - No... de nada. - Se quedó viendo el rio otra vez, en un silencio incómodo. Se puso una mano en el pecho por un instante. Era real que habia permitido eso? Y que sobre todo, el mismo lo hubiese provocado? 

- Gracias por soltar al pez... - fué lo unico que pudo salir de su boca, sin mirarlo.

Soltó un suspiro que quiso equiparar con una risa gracias a su agradecimiento. No sabía porqué Alan prefería hacer eso, pero no lo cuestionó. Tenía un alma muy gentil, era obvio. Alzó una mano, agitándola un poco. No había sido nada.—No quería...— Se interrumpió un segundo ¿qué cosa? No. No iba a decirle bajo ningún motivo que la razón verdadera era que no quería verlo sin sonreír. Eso no podía ser. Carraspeó un par de veces. —Que te quedaras sin sacar un salmón tan bueno como el que yo saqué.— Lo dijo bromeando, con un tono falso de altanería.

Sonrió con escepticismo y meneó la cabeza de un lado a otro. - Creo que me rendiré esta vez, campeón. - Se puso de rodillas para empezar a guardar sus cosas. El sol ya se estaba poniendo y odiaria tener que perderse de noche. 

- Te vas a quedar aqui mas tiempo? -

Miró a su alrededor y rodeó sus brazos en un autoabrazo. Era cierto, se estaba poniendo muy frío y obscuro. Para eso, prefería estar en su cuarto. Negó con la cabeza mientras se levantaba.—No, quizás debería aprovechar y retirarme también.— Sintió un escalofrío. —Déjame ayudarte.— Se agachó para asistirle con sus cosas, pasándoselas puesto que no tenía idea de cómo acomodarlas o mucho menos...—Espero que lo atrapes otro día, entonces.—

- No será necesario. - dijo mientras tomaba las cosas que le pasaba, guardandolas en la caja. No eran más que simples carnadas. 

- Ya me llevo un trofeo conmigo, recuerdas? - se señaló el pecho. - Un buen recuerdo. -

Como si un objeto punzante le hubiera atravesado el corazón, Liam guardó el aire. Aquel vacío tan doloroso se incrementó, haciendo que sus piernas y brazos temblaran. Aún así, mantuvo su compostura. Puso una mano sobre su pecho mientras se enderezaba. —Yo también.— Le sonrió y luego, giró el rostro para que no le viera el sonrojo. No era justo. No era justo haber caído así a sus encantos. (“Eres tan tonto, sólo te tratan como una persona decente y sientes cosas. Mereces ser tratado como pura escoria, solo así aprenderás tu lugar.”) Suspiró, acomodándose la ropa.

Las piernas de Alan desaparecieron y en su lugar volvió el enorme cuerpo de caballo. Iba a necesitarlo para atravesar la nieve de nuevo. - Arre. - comenzó a caminar hacia el bosque, esperando que Liam lo siguiera por detrás para facilitarle el camino si es que decidia ir con el.

Se rascó la nuca, nervioso. Esta había sido una tremenda prueba de fuego. Esperaba que aún lo considerara como su amigo, para continuar teniendo ese tipo de momentos que seguramente atesoraría hasta el momento en que su sentir por Alan desapareciera. Debía de hacerlo, todos los sentimientos morían eventualmente. Se puso a caminar detrás de él, entre la nieve. Le costaba creer que hubiera podido sentir tantas cosas en un solo día, pero el frío que le rodeaba sus zapatos le calmaron las ansiedades, al menos lo distraía un poco de sus dolores. Suspiró. —No conocía la nieve. Pero quiero pensar que se siente igual.— Pensaba que era como abrirse paso en un campo de malvavisco.

- Es idéntica. Si no supiera que esta es falsa, no notaría la diferencia. - dijo, aun haciendo un camino para facilitar su paso entre la nieve. No lo volteaba a ver. Su vista siempre estuvo fija hacia el frente. 

- Voy a ir a la cima de la montaña a descansar. Ahi tienen una cabaña con una fogata enorme en el centro. ¿ Quieres ir ? -

Sin antes de haberlo registrado, Liam asintió y le dijo que si. Luego, sin que Alan lo viera se puso una mano en la frente, enojado consigo mismo ¿en qué estaba pensando? No era la mejor idea, estaba seguro. ¡Sólo empeoraría todo! Terminó aclarándose la garganta y metiendo las manos otra vez a sus bolsillos. Sus zapatos de tela estaban bebiendo bien el hielo. —Suena bien...no me caería mal una bebida caliente tampoco.—

Cuando Liam aceptó ir, ALan asintió igualmente, como si el plan estuviese completo. Honestamente no tenía muchas ganas de ir solo. Estaba un poco cansado y no podía esperar a beber algo caliente enfrente de aquella hoguera.