(+17) S N A P (Priv. Zadby)

Las vacaciones de verano habían comenzado, Sylvain había desaparecido, y para desgracia de Ruby sabía el porque, pero por ahora solo podía estar en la biblioteca investigando más sobre a lo que se estaban enfrentando, las fuerzas de Heaven, Abbadones, cualquier mínima cosa, hasta el más insignificante hint de folclor le era importante ahorita.

Llevaba horas encerrada en la biblioteca ya estaba oscuro y no había ninguna luz prendida, a pesar de poder ver bien se estaba cansando de investigar tanto y se tropezó con un libro cayendo de lleno al suelo llevándose algunas sillas consigo, había hecho suficiente ruido para que le escucharan fuera, pero no le dio importancia era tarde en la noche después de todo, seguramente ya todos estarían dormidos.

Se Levantó sobándose la frente y de esta manera la pluma que Zadquiel les había dado hace ya casi seis meses en la noche blanca que colgaba de su muñeca le hizo cosquillas en la nariz. Se quedó quieta en completo silencio mirando la pluma y luego tan solo la presionó sintiendo esa calma calidad para la que estaban hechas, pero había algo más, sentía que había algo más en eso, para ella esa sensación de debía ser calmante tan solo le alteraba más a cada momento.

Suspiró dejando de presionar la pluma mientras se recargaba en uno de los libreros, provocando que unos cuantos libros cayeran de golpe, soltó un breve y agudo grito de la sorpresa, y comenzó a recogerlos, sin darse cuenta que la entrada de la biblioteca estaba abriéndose.

Un ruido bastante fuerte llamó la atención del ángel, que andaba rondando los pasillos en la noche, estaba extremadamente feliz por que sus alas finalmente estaban parejas y el sanctus disfrutaba bastante de los vuelos nocturnos, regresando al punto, el ruido fuerte llamó su atención y fue hacia el origen del sonido, al notar que venía de la biblioteca se sacó un poco de onda. ¿Porqué habría alguien a esas horas leyendo? O... ¿Quien o quienes están haciendo qué ahí dentro? Suspiró para sacar varias ideas de su cabeza y abrió la puerta.

Lo hizo despacio para no delatar su presencia y poder ver al perpetrador de su vuelo nocturno y fue ahí cuando notó una mata de cabello rubio, suspiró una vez más y se recargó en el marco de la puerta, mirándola atento, se cruzó de brazos, sus plumas esponjándose al estar cerca de la demonio; quería ver cuanto se tardaba en darse cuenta de que la estaba viendo.

No tardó mucho en recoger todos los libros y en la oscuridad del lugar tan solo iluminada por la poca luz de luna que entraba por los ventanales comenzó a acomodar los libros seguido de las sillas, poco a poco todo había vuelto a su sitió.

Se quedó parada un instante dándole la espalda a la puerta mientras volvía a levantar la mano y veía la pluma, agitó la cabeza, necesitaba dormir. Presionando la pluma y dejando que esta brillara notó la figura de Zadquiel en la puerta al darse la media vuelta.

Inmediatamente bajó ambas manos sonrojándose un poco por la sorpresa de que la viera haciendo aquello....un momento cuándo había entrado? —Cuánto tiempo llevas ahí?— Su voz sonaba cansada y algo avergonzada, definitivamente lo último que deseaba era que el ángel la viera usando la pluma que les había dado apropiadamente.

-No mucho realmente.- Dijo encogiéndose en hombros, fingiendo no haber visto mucho. -Acabo de entrar, escuché ruido y vine a ver que pasaba.- Lentamente se acercó a la demonio. -¿Estás bien?- Preguntó ya estando a un par de pasos de ella. -Escuché un grito ¿te pegaste?-

Inclinó la cabeza ligeramente mientras miraba a la chica buscando alguna herida grave y al no encontrarla solo le sonrió. -Se supone que ves mejor en la oscuridad que yo y mira lo que te pasó.- Rió un poco bajo. -De todas maneras ¿qué haces acá tan tarde?- La miró con ojos curiosos, entrometido como siempre.

La demonio soltó un suspiro mientras era bombardeada con las preguntas ajenas —Estoy bien, solo me sorprendí cuando los libros cayeron....sabes como soy con las sorpresas— Se levantó de hombros algo apenada mientras el más alto buscaba alguna herida en ella, lo conocía suficiente como para saber que eso era lo que hacía.

—No he dormido muy bien últimamente, llevo unas seis horas buscando alguna pista de lo que nos espera y no encontré nada, al final me tropecé con un libro y........bueno, luego ......Me recargué mal en el librero— Ohhh Ruby Darksen, cuando aprenderás a mentir apropiadamente?

-Oh ya veo~- Dijo con una sonrisa y le dio unas suaves palmadas en su cabeza de manera amigable. -Bueno, menos mal que estás bien Ruby, pero, deberías de fijarte más por donde pisas, yo creí que las bestias veían bien en la oscuridad.-

Le dio un pequeño codazo en las costillas y se separó un par de pasos para no recibir algún golpe de parte de la chica, obviamente, el ángel estaba riendo ante su broma. -Entonces...- Habló cuando logró dejar de reír. -Estás buscando información sobre los abbadon ¿cierto?- Se acercó a la sección donde la demonio había terminado de acomodar los libros y se puso a revisar los títulos de la sección.

Se sonrojó un poco al sentir las palmadas en su cabeza pero solo eso, suspiró silenciosamente cuando la mano ajena se alejó de ella —Si veo bien en la oscuridad........solo estoy cansada— Ni siquiera intentó golpearlo.

—Ah? si, así es, Abbadons y el ejército de Heaven, cualquier cosa remotamente útil, pero el folclor es tan inconsistente en tantas cosas que no hay como conectarlo apropiadamente— Se dejó caer en una silla quitándose el cabello del rostro mientras veía al ángel tratar de buscar lo que estaba leyendo —Es en el librero de allá plaga— dijo señalando dos libreros más adelante mientras se ponía los lentes y acto seguido usaba algo de mana naranja para activar el switch de la luz e iluminar la biblioteca de manera que el otro pudiera ver bien.

-Oh, gracias bestia.- Le sonrió a la demonio y fue al librero, inspeccionando los títulos una vez más. -Hm... Este título no tiene sentido alguno.- Dijo sacando el libro y dándole una hojeada rápida a su contenido. -Y ni siquiera menciona a los abbadon...- Lo colocó en su lugar y siguió inspeccionando libros.

-Esto no tiene nada útil, este ya lo leí y no esta interesante...- Hablaba en voz alta mientras seguía por ese pasillo. -Parece que no hay mucha información útil o nueva...- Se cruzó de brazos y regresó donde la demonio. -Creo que tendríamos que buscar en bibliotecas más antiguas...-

Comentó metiendo las manos a los bolsillos de su pantalón, mirando a la chica. -Buen uso del mana naranja por cierto.-

Ruby niega con la cabeza mientras se cruza de piernas —Si bastara con antigüedad los maestros sabrían más, La biblioteca de Furukawa tiene libros mucho más viejos que estos y ya revisé todo, por alguna razón Heaven mantiene su información demasiado resguardada, ni siquiera el cuervo teniendo la familia con más contactos en Heaven supo el porque lo mandaron matar a Jules...Y no solo es Heaven, también Hell se guarda demasiadas cosas, creí que era por lo desastroso que era el lugar, pero seguramente entre Tahurs podrían conseguir la información necesaria para escribir algo más de lo poco que se sabe—.

Asintió ante el alago de su uso del mana a Zadquiel y continuó —Los dos planos que tienen el máximo interés en el estado de abbadon de Jules...son los dos planos que más secretos guardan— Soltó un profundo suspiro subiendo los pies a la mesa ignorando el hecho de que esto hacía que se le viera debajo de la falda —Que demonios está pasando?— Murmuró con los ojos cerrados.

Se recargó en el librero, de una manera de que no viera nada de lo que mostraba la chica. -Mira, si tu no sabes, menos yo.. Y como bien has dicho nuestros orígenes guardan sus secretos para ellos mismos... Tendríamos que ser de los más altos rangos como para poder saberlo todo, e incluso así, siento que nos esconderían información cada que tuvieran la oportunidad ¿no lo crees?-

Rió un poco seco y alzó los brazos, estirándose, abriendo también las alas para hacerlo al parejo, disfrutando de la sensación. -Trataré de conseguir información para ti y prometo que si encuentro algo te lo diré primero a ti.- Comentó con una sonrisa mientras fijaba su mirada en el demonio.

La demonio volteó a ver al ángel embobada un momento por el como estiraba sus alas, recordaba eso, lo hacía desde que eran pequeños, sonrió ligera y cálidamente y asintió en silencio —Gracias Zad, con todo lo que está pasando, no se que haría sin tu apoyo— Aún diciendo eso, no era normal en la demonio verse tan vulnerable, si alguien la conocía bien era Zad, y seguramente no tardaría mucho en notar que había más cosas pasando por su cabeza.

—Recuerdo como hacías eso desde que eramos niños, realmente estás obsesionado con tus alas....me alegra que ya estés completo de nuevo— Ruby se sentó normalmente recargando el mentón sobre el dorso de la mano a la par que cerraba los ojos de nuevo soltando un suspiro, estaba cansada, pero era más que un mero cansancio físico.

-¡Es que mis alas son hermosas!- Dijo orgulloso mientras se abrazaba con las mismas, sonriendo de manera cálida, aprovechando que la demonio se sentó correctamente se fue a sentar frente a ella, mirándola atentamente. -A mi también me alegra estar completo una vez más~ Además, no era el mismo con solo un ala.-

Sonrió amplio y la despeinó ligeramente. -Hablando de no ser el mismo ¿qué te pasa? Últimamente estás muy distraída, no eres del tipo de personas que se tropiezan tan fácilmente, a no ser que andes pensando en múltiples cosas justo ahora ¿quieres hablar sobre algo?- Preguntó amable, buscando la mirada ajena, le parecía curioso como ambos tenían un ojo de distinto color.

Ruby se sonrojó un poco al sentir la mano de Zadquiel en su cabello no se esperaba eso así que abrió los ojos de golpe, mirando al ángel mientras hablaba, su pregunta siendo aún más sorprendente que su previa acción. Se quedó en silencio por un buen rato separando los labios pero incapaz de decir palabra alguna.

Fácilmente pasó un minuto hasta que Ruby tragó saliva y fue capaz de hablar —El despertar de Jules...la caída de Sylvain...tu muerte...si tan solo hubiera pensado más que hacía en ese  momento, quizá Jules no abría despertado como abbadon y no estaríamos pasando por esta pesadilla de esperar a ver que ocurre...Kaiser se cerró mucho, y al parecer ha estado practicando hechizos que le afectan..le dio vitíligo a su forma humana— La demonio miró la pluma de Zadquiel que cargaba en la muñeca —Volviste a la vida pero perdiste tu brazo y tu ala...aunque ya hayan vuelto a crecer.....Jules no va a cambiar de vuelta, y aún sigue sin poder aceptar su nueva forma, aunque al menos ya puede sacar solo las alas y eso lo relaja un poco— Voltea a ver al ángel sus manos temblaban, se estaba tragando el llanto —Y Sylvain se fue, tan solo dejando una maldita nota que decía gracias, entiendo sus intenciones pero se supone que estamos todos juntos en esto— Había algo más, o no? no tenía idea, pero algo más le estaba incomodando —Fuiste...fuiste a despedirlo cuando se fue...cierto?— Su mirada se desvió, no quería seguir viendo los ojos de Zad, ya sabía la respuesta a esa pregunta, por qué la estaba preguntando? y por qué se le había ido toda su fuerza al preguntarlo?

-Oye, oye, ya te lo dije antes, no fue tu culpa.- Dijo tranquilamente y con una sonrisa llena de dulzura. -Jules, tiene que aprender a aceptar su nueva forma, puedo hablar con el si quieres, además, ¿quién no querría tener cuatro enormes alas? Je... Hasta yo le envidio eso y Kaiser... Bueno... El dolor nunca se irá, pero... Uno aprende a vivir con el.- Trataba de mantener las cosas tranquilas en ese momento, pero, se notaba que esta no duraría mucho.

Escuchó lo que la chica le dijo y un muy ligero sonrojo se plasmó en sus mejillas, incluso también desvió la mirada, recordando aquel día; cuando la demonio soltó la pregunta el ángel volteó a verla, con una expresión llena de curiosidad. -Sí, fui a despedirlo.- Alzó una ceja, como diciendo "¿por qué la pregunta?" sin embargo, se la guardó para sí, quería que la chica continuara hablando para poder saber lo que pasaba en su mente.

Cometió un terrible error, volteó por un instante a ver a Zad mientras le respondía y acto seguido su expresión se quedó en blanco, no se esperaba ver al ángel así, podía reconocer esa expresión en el pasado, esa expresión que hacía cuando las raíces de atracción entre ambos comenzaban a nacer y Lore los molestaba con ello.

Presionó los puños mientras bajaba la cabeza —Lo se.....qué te dijo?— Por qué se sentía así? que es lo que sentía? no eran celos eso era seguro, su alma y su corazón estaban condenados a estar eternamente amarrados a Jules y no se quejaba de eso, pero por alguna razón pensó que Zad siempre la vería como antes, como cuando estaban juntos. Se tuvo que morder el labio inferior al darse cuenta de esto, de la decepción que sentía, debería estar feliz por su amigo y sin embargo no podía, sentía que iba a llorar.

Notó el cambió de humor de la chica y no pudo evitar sentirse mal también, sin embargo, quizá muy, muy en el fondo Zadquiel se alegraba de ver a Ruby reaccionar así; cuando ellos habían cortado y el ángel la empezaba a ver con Jules no podía evitar que su sangre hirviera, también era una de las razones por las que empezó a tratarla mal en un principio, pero, poco a poco fue aceptando al otro ángel y comprendiendo que el no era el elegido para estar a su lado, y se conformó con ver que la demonio era feliz a su lado; pero, por otra parte, se sentía mal de verla así, no quería que se decepcionara pero ella ya había seguido adelante, Zadquiel también estaba en su derecho de hacerlo.

-Me amenazó con volver, aunque, honestamente no se para cuando regrese... Sé que se va a tardar bastante, pero, el volverá.- Dijo rascándose la nuca y volteando a ver a otro lado, sí veía a Ruby mientras hablaba se sentiría aún peor de lo que ya se sentía.

Un silencio que parecía eterno los rodeó, Ruby estaba al borde de las lágrimas...o estaba al borde de golpear a Zadquiel? ya no sabía en este momento, no podía hablar ni pensar claramente en este instante, esta era la clara muestra de lo diferentes que eran ángeles y demonios, y entonces lo recordó aquél día hace seis meses.

La noche amarilla, el como le comentó sus dudas sobre el porque Jules era su alma eterna a Zad, el como estuvo a punto de dejarse llevar y besarlo, el como realmente quería besarlo en ese momento, era lo mismo que sentía ahora, pero a la vez ese sentimiento por Jules que la había detenido antes la estaba deteniendo ahora. Se aborrecía tanto en este momento, no podía contener el odio hacia si misma en este instante, el odio por querer besar a Zad, el odio porque su amor por Jules la detuviera —Siempre he dicho que los ángeles están malditos con servir a Heaven.....supongo que...nosotros también estamos malditos con ser atados a una persona sin conocerla— Su voz temblaba, por qué había dicho eso? Estaba feliz de que Jules fuera su alma eterna, pero era esa su lógica hablando? su corazón? o solo la maldición que la mantenía atada? Al terminar de hablar una lágrima salió de su ojo derecho directo al suelo, manchando este ligeramente.

Tocó con cuidado la pulsera que le había dado Zadquiel en la noche blanca y con mana amarillo la regresó a ser un collar, retirándola así de su mano y dejándola sobre la mesa con cuidado, para acto seguido empujarla un poco en dirección al ángel, devolviéndole su obsequio mientras se tragaba más lágrimas.

Miró las acciones de la chica y su sonrisa permaneció oculta, no iba a mentir, le dolía que ella hiciera aquello, el ángel había pensado que quizá ambos podrían ser amigos de nuevo y que todo volviera a ser como antes, cuando Lore, Ruby y el salían juntos, pero, al parecer eso no iba a pasar, al menos no tan rápido como lo creía.

-Todos estamos malditos en este mundo Ruby, todos.- Quería abrazar a la chica y decirle que todo iba a salir bien, sin embargo, el simple echo de tocarla podría perjudicarlos a ambos, ya que esa ligera conexión aún estaba presente en los dos, Zadquiel lo sabía y al parecer Ruby lo estaba notando ahora más que antes.

-Yo sigo feliz de que estés con Jules, es un buen chico y el te quiere mucho, yo solo quiero que ambos sean felices y, por lo que veo tú haces feliz a Jules como el te hace feliz a ti~- No iba a tomar el collar, era el regalo de Ruby de todas formas. -Si quieres le quitaré el mana que le puse para que no te moleste más, pero no me lo voy a llevar, después de todo, hice el regalo para ti.-

Las manos de Ruby temblaron, la mano en la que sostenía el collar se cerró con fuerza y antes de que el otro pudiera reaccionar se lanzó a sus brazos, levantando su rostro con la mano libre rompiéndose en lágrimas al momento en que sus labios tocaron los ajenos.

Rápidamente rodeó a Zad en un abrazo, buscando profundizar el beso mientras temblaba, abrazándolo con las alas de forma que el pelirrojo no pudiera alejarla con sus propias alas, necesitaba ese contacto, necesitaba desahogarse con alguien, no....necesitaba desahogarse con Zadquiel, no con nadie más. Necesitaba ese contacto que le aportaba de nuevo, ese calor que no era tan cariñoso sino más bien rudo.

Antes de darse cuenta de lo que pasaba tenía los labios de la demonio contra los suyos y en ese momento miles de sensaciones regresaron a su cuerpo, estaba todo atontado, incluso por un momento pensó que estaban de vuelta en esos tiempos donde a pesar de ya no andar tenían ciertos encuentros en su propio cuarto.

Era como si su cuerpo se moviera por si solo y tomó a la chica por la cintura, correspondiendo el beso de manera agresiva y un tanto dominante, puede que hubiera pasado tiempo pero no dejaría que la bestia tomara el control, aunque en el fondo sabía que la demonio lo hacía por inestabilidad.

Soltó un ligero jadeo al sentir como sus acciones eran correspondidas justo como lo necesitaba, y antes de darse cuenta se había forzado sobre las piernas ajenas sentándose en su regazo sin parar el beso ni un instante. Dejándose llevar como antes, llorando mientras recordaba todo, el ataque de la mujer planta, los besos de Zadquiel, el contacto de Jules, las bromas de Kaiser, el aventar la cabeza de Lorenzo a little monsters cuando estaban en segundo porque los molestó cuando estaban por darse su primer beso, todo regresó a la demonio, rasgando su cabeza y corazón con inseguridades, pero quería más.

Pasó una mano por la espalda ajena presionando en la base de sus alas, exigiendo que se acercara con esto, esa rudeza era algo que de alguna forma necesitaba ahora sin saber bien el porque.

Gruñó levemente al sentir la presión y se tensó ligeramente, tomó a la chica de la parte de atrás de su cabeza, jalando su cabello solo un poco, mientras que con la prótesis la tomaba de la espalda y la apegaba hacia el, era costumbre de ambos hacer eso cuando la chica aún era chico, pero aunque tuviera sus pechos ahora nada cambiaría.

Abrió leve la boca, pero no para darle un beso francés, sino que para morder el labio inferior y jalarlo, también era un pequeño reproche por haber iniciado todo, de por sí el ángel extrañaba ese contacto y había aprendido a mantenerse tranquilo, pero Ruby había creado la manzana de la discordia y Zadquiel la había mordido.

Tuvo que acallar un ligero gemido al sentir como el ángel le jalaba el cabello y le presionaba la espalda, conocía tan bien sus puntos débiles que le hacía perder fácilmente la cabeza y era justo lo que buscaba en ese momento, olvidarlo todo aunque fuera por un momento.

Entreabrió ligeramente su ojo amarillo al sentir la mordida de Zad en su labio, repegándose un poco en su entrepierna a la par que buscaba morder el labio superior, sus lagrimas ya habían secado, yu Ruby cerro los ojos rápidamente antes de que Zadquiel se quiera cuenta que ya tenía la mirada perdida.

Usó algo de mana naranja para activar el switch de luz de nuevo, haciendo de esta forma que se apagaran las luces mientras buscaba continuar con el beso, rasguñando los costados del cuerpo ajeno.

Volvió a gruñir al sentir como se movía la chica, rayos, a ese ritmo no podría dejarlo en un beso, escuchó claramente como el interruptor bajaba, dejándolos a ambos con la luz clara de la luna, eran dos siluetas cuyas sombras jugaban con las fijas del mobiliario de la biblioteca.

Se separó de sus labios soltando un jadeo contra los ajenos, sentía como si los suyos le cosquillearan, ese calor de los besos ajenos era ya conocido, pero, se sentía como si fuera su primera vez experimentando esos deseos carnales y aún así, ambos sabían bien lo que estaban haciendo; tomó a la chica de las caderas y la recargó suavemente en la mesa, bajando a besar su cuello, sin dejar ninguna marca obviamente, sí la chica quería volverse loca el ángel lo conseguiría.

Soltó un jadeo al sentir la mesa en su espalda y las manos ajenas en su cadera, pero cuando el ángel comenzó a besar su cuello de esa manera tan...dulce, algo dentro de ella le recordó a Jules, y en un momento detuvo a Zadquiel mirándolo a los ojos totalmente pasmada —No......esto.....no.....así no—.

Con las manos y la voz temblorosa separó a Zadquiel fácilmente, no era Jules, claro que no era Jules...no tenía porque tratarla así, no tenía porque tratarla con ese cuidado ni con ese cariño —Voy a...seguir investigando.....vete por favor— Y con esto dicho se bajó de la mesa y caminó al librero que contenía libros de folclor y religión de nuevo, ignorando la presencia de Zadquiel hasta que este se fuera.