[+18] Intuición (privado Alen / Ruby)

Al notar las lágrimas asomarse por los ojos ajenos Ruby se quedó congelada, ella había causado que llorara verdad?, escuchó lo que Alen tenía que decir y sin saber como reaccionar fue retirada ligeramente a un lado.

La hellhound volteó a ver a Alen, fijada en su espalda, los segundos en que se mantuvo en silencio pensando que hacer o decir parecían eternos —No llores...n-no es tu culpa es solo........no la pasé muy bien viviendo en las calles de Hell, y supongo que aún tengo algunas secuelas....dudo poder superarlas del todo algún día a decir verdad, pero— Sin pensarlo dos veces Ruby se lanzó a abrazar a la pelirroja por la espalda, tratando de calmarla, un abrazo con un solo brazo quizá no fuera tan reconfortante que uno con dos pero, era lo único que podía hacer ahora.

—Yo...l-lo siento, el problema no es contigo ni con tu raza....solo...no creo estar lista para que me traten tan bien de nuevo...aún no— El abrazo temblaba, no solo Ruby no sabía como calmar a Alen o si eso la calmaría siquiera pero, también era ella ahora quien se encontraba al borde del llanto de nuevo —Se supone que terminando el curso iba a casarme y yo....lo arruiné....todo....de nuevo— Ruby se vió obligada a separarse de Alen al instante para que esta no sintiera los espasmos de su llanto.

Con las últimas palabras de Ruby Alen se gira, de inmediato limpiándose las lágrimas. Lo que recién escucha explica bastante: Hell no es un lugar nada agradable, por lo que su madre le ha contado; hasta ella, una salvaje bestia que de todo reía, se las había visto negras allá abajo... y por otro lado, si Ruby estaba por casarse, también Alen llegaba en el peor momento posible.

-No, no, lo mío - esto no importa. No sabes cómo lo siento- dice, estirando un brazo para alcanzar su hombro e intentar reconfortarla sólo para encontrar sus lágrimas. Ahora se gira por completo para mirarla bien, lanzándose a abrazarla con gran fuerza -. Por todos los cielos, lo siento mucho, yo... hubiera venido después, o algo así...

Sintió el abrazo y de nuevo sintió como se le desmoronaba el mundo, se aferró con fuerza al cuerpo ajeno, como si estuviera cayendo y buscara un lugar del que sostenerse, un pilar para mantenerse en el aire —No, yo..no te vayas por favor— Ruby agrandó sus alas y rodeo con estas el cuerpo ajeno, en un acto desesperado de no quedarse sola, sentía frío en el pecho cada vez que estaba en esa habitación ahora sola luego de compartir por tanto tiempo una habitación con él.

Siguió llorando un buen rato aferrada del cuerpo ajeno hasta que las lágrimas dejaron de salir por su cuenta, como si estuviera seca por completo, su rostro oculto en el hombro de Alen no se movía de ahí desde que la chica se volteó a abrazarla —Kaiser....él me dijo que no se había casado con Dran porque no lo veía como Jules y yo nos veíamos y sin embargo...lo nuestro resultó ser tan fácil de romper como un pedazo de papel. Tengo miedo de que alguien vuelva a ser tierno conmigo, de volver a ser tierna con alguien— La voz de Ruby sonaba entrecortada, era como si siguiera llorando aunque sus ojos no pudieran producir más lágrimas; la demonio no sabía porque le era tan fácil abrir sus sentimientos ante la menor si apenas y la conocía pero realmente no le importaba, era de alguna forma liberador el poder decirlo todo.

Alen apenas asiente al escucharla, acariciando su espalda y hombros para tranquilizarla; ya puede entender todo lo que le pasa, al menos por el momento, y se calma también al sentirse protegida por las alas de Ruby.

-Aquí estoy, aquí estoy. Me quedaré contigo. Creo que entiendo... No pretenderé nada salvo estar a tu lado, y si después quieres... algo más...

Y mira hacia cualquier otro lado, avergonzada, aún abrazándola con mucha fuerza. Siente que de nuevo el canal no verbal entre ambas está establecido, aunque débil. Debe ser muy duro pasar por lo que tú, y antes de que digas otra cosa, has sido muy valiente. Quiero que recuerdes eso siempre, y cuando no puedas, estaré yo para recordártelo. Gracias por abrirte así conmigo...

Después la abraza más fuerte, acomodando ahora la cabeza en su hombro.

—Valiente definitivamente no es una palabra con la que me describiría...pero gracias— Ruby lentamente se separó del hombro de Alen para hundir el rostro entre su mata de cabello —Sería una molestia pedirte que...te quedes aquí esta noche?— Definitivamente no era su mente la que hablaba pero tampoco sus instintos...era algo más lo que la impulsaba a preguntar eso, pero a diferencia de Alen estaba el recuerdo de la última vez que le impedía investigar exactamente qué era, además de que no tenía el corazón listo para averiguarlo aún.

Ruby se separó un poco del abrazo moviendo las alas ligeramente de manera que algo de luz entrara a la cúpula que estas habían formado alrededor de ambos cuerpos para poder ver el rostro de Alen a la par que esta le respondía a su pregunta.

Los ojos de Alen se levantan hasta quedar expuestos a los plateados rayos de luna, y en la luz brillan como un par de esmeraldas pulidas que podrían clavarse en la mente con gran facilidad. Con sua palabras sonríe apenas, intentando disimular el gran sonrojo que se ha creado en su rostro mientras sonríe con suavidad, estirando una mano para tomar de nuevo la de Ruby.

-Yo, bueno... me encantaría- murmura en voz apenas audible, recogiendo su cabello detrás de la oreja derecha mientras su mirada se desvía y su sonrisa se amplía -. Nadie me espera, y prefiero pasar la noche con alguien que signifique algo para mí...

Ruby sonríe ligeramente a la par que pega su frente a la ajena y susurra un —gracias— apenas audible. De pronto pela los ojos como platos al escuchar la última frase de la chica, puede sentir como si la temperatura dentro de la cúpula subiera de la vergüenza y en un instante hace desaparecer sus alas dejando ver su expresión perderse con la mirada ajena.

—ahm....c-c-cómo qué...digo....— Ruby desvía la mirada bastante nerviosa presionando la mano de Alen —Q-Qué puedo...s...significar para tí?— la expresión en el rostro de la demonio era prácticamente ilegible, más rondaba entre sorpresa miedo vergüenza y quizá solo un poco de felicidad? Su corazón estaba latiendo fuertemente y ahora si que no podía ver a la otra demonio.

La risa ligera de Alen sonó para Ruby mientras la pelirroja se peinaba la espesa melena hacia atrás.
-Muchísimo más que frías sábanas y muebles en una casa que no es la mía, en un mundo alejado de todo lo que conocí de niña. Eso, por ahora.

Y ahora la mira de regreso, sonriendo más y tomando con más fuerza su mano, recostándose de lado en la cama.
-Me ha costado mucho hacer migas con la gente en Furukawa... siento que soy bastante introvertida- admite, frunciendo un poco el ceño -. El hecho de que tú me hayas encontrado ahí, y... en especial en el estado en el que estaba...

Hace una pausa, tomando aire, con el corazón acelerándose. Intenta no pensar de nuevo en esa escena de la rivera, antes de ponerse más nerviosa.

Ruby miró a la otra chica aún sonrojada y con una ligera sonrisa se recostó a su lado a la par que acariciaba el dorso de su mano —Fué una coincidencia supongo, estaba saliendo a volar y al final me fué imposible por lo que decidí solo dar un paseo, y me pareció extraño ver un cabello que no conocía— Y ahí estaba de nuevo diciendo cosas innecesarias, el que Alen se pusiera nerviosa de alguna forma le afectaba a Ruby también.

—A mi me cuesta trabajo llevarme con la gente y mucho más iniciar conversaciones, por algo mi mejor amigo es alguien tan hiperactivo y artante, él normalmente es quien dirige las conversaciones— Mientras habla su esponjosa cola se coloca sobre su cadera y la ajena acercando un poco ambos cuerpos —so, I don't think you and I are that different—.

Alen no puede evitar reírse un poco cuando Ruby se expresa así de su amigo (Kaiser, ¿verdad?), y acto seguido, se pone colorada por sentir la cola de Ruby alrededor de su cadera. Se siente suave, cálida... ¿Se enojará si la toco? Y ya en silencio, la mano de Alen se estira para acariciar la esponjosa cola de Ruby como si acariciara la cabeza de un perro, con cuidado y cariño.

-Oooh está suave- apunta, y después voltea a ver a Ruby -. No somos tan diferentes entonces...- añade, más para ella que para su compañera, sin alzar la mirada y acurrucándose más con ella. Después de un rato de acariciar su cola se sigue hacia arriba, hacia su brazo y hombro, casi de manera inconsciente y tierna.

Ruby se sonroja de golpe al sentir la mano ajena sobre su cola de la nada, más se mantiene en silencio, siempre y cuando la pelirroja no se acercara al nacimiento de esta todo era una sensación relajante —ehm...gracias?— Su voz sonaba algo nerviosa —cuido bastante del pelaje de mi cola ya que la lavo como mi cabello, y no se porque estoy diciendo esto— Rió ligeramente bastante nerviosa para acto seguido soltar un breve suspiro.

—Supongo que por eso es más fácil hablar contigo— Dejó que la chica se acurrucara con ella y en es respuesta la abrazó ligeramente tensándose un poco al sentir como la mano ajena cambiaba de localización —ahm....estás cómoda?— preguntó algo distraída tratando de hacer conversación de alguna manera y a la vez distraerse de la suavidad del tacto ajeno.

-Bastante...- murmura Alen, cerrando los ojos y respirando profundamente; le gusta el aroma de Ruby, y como si de buscar droga se tratase, la súcubo olfatea con lentitud a la hellhound, procurando hacerlo lo menos obvio posible.

-Mi cabello siempre ha sido un desastre, ¿sabes?- añade, como para distraerse más -. He roto más de un cepillo intentando ponerlo bonito. Lo siento más como una marea roja e incontrolable...
Pero ya para ese momento, Alen batalla para contener sus ganas como hace para contener su melena, tragando saliva y enfocándose sólo en ese dulce momento al lado de Ruby. Acabas de conocerla. No te abalances... espera a que ella se acerque.

Ruby mira el rojo cabello ajeno, había algo en este que le atraía, probablemente era la primera cosa que no le recordaba a Jules que le atraía de Alen, mientras pensaba en eso su mano viajó al cabello ajeno y comenzó a jugar con este "realmente es bastante esponjoso" pensó mientras recordaba las palabras de Eytan y continuaba jugando con los rizos ajenos —Tienes un lindo cabello, y no está maltratado, quizá solo necesitas más acondicionador?, la primera vez que tomé un baño me costó mucho trabajo lidiar con mi pelaje, y aprendí que el acondicionador era una buena táctica, aunque también podrías usar algo de magia básica para peinarlo—.

La hellhound se encontraba maravillada con toda la situación, era extraño y aún así agradable, como deseaba tener su otro brazo en este momento, sus cuernos sobresalieron de su cabeza a la par que acercaba el rostro a la melena ajena, sus extremidades faltantes soltaron un ligero brillo y crecieron de nuevo —No quiero que nadie más lo toque— Pensó en voz alta sin notarlo a la par que se dejaba llevar por el aura ajena y lentamente juntaba sus labios con los de la súcubo, acariciando un poco más su cabello antes de sujetarla de este para que no se alejara del beso.

El corazón de la súcubo se acelera de nuevo al sentir la mano de Ruby sobre su cabello, y sus sentidos se agudizan de golpe con el brillo de sus miembros; ¡está funcionando! Pero entonces la escucha murmurar.

Oh.

Y cierra los ojos; no tiene escapatoria, ni quiere tenerla.

Sus manos se enroscan con tierna y tímida avidez alrededor de ella, y tiembla en sus brazos al sentir sus labios sobre los propios. La besa de regreso, despacio, queriendo disfrutar cada instante; su respiración se hace más profunda y más pausada. Es como beber cuando se tiene sed, como comer un bocado de pan cuando se ha ayunado por siglos; Ruby brillaba para ella como la piedra preciosa que era su nombre.

Un suspiro escapa de los labios de Ruby a la par que intenta profundizar el beso sin aumentar la velocidad de este, al momento en que la boca ajena comenzó a corresponder su beso un ligero temblor la rodeó, un recuerdo la inundó, y por un momento se sintió ahogada en un mar de pánico de nuevo.

Abrió los ojos de golpe más al ver a su interlocutora comenzó a respirar de forma más calmada, dejándose llevar por la sensación y la imagen, no podía cerrar sus ojos en ese momento, si lo hacía la imagen que se portrayaba en su mente no era la que estaba ocurriendo.

Ruby acercó su cuerpo al ajeno con un movimiento de su cola, y aún sin cerrar los ojos dejó que su lengua lentamente invadiera la boca ajena sintiendo la temperatura en su cuerpo subir de golpe, conocía esa sensación, estar con un demonio de lujuria era mucho más diferente que estar con otra criatura y su cuerpo le estaba gritando esto a los cuatro vientos, Ruby conocía la sensación más esta siempre venía acompañada de pánico, por suerte esta vez no era así.

Los ojos de Alen continúan cerrados mientras Ruby se ocupa en profundizar el beso, con lo que la súcubo vuelve a temblar y se abraza a la hellhound con más fuerza. Sus manos amasan su espalda, recorriendo desde la nuca hasta la base de la espalda, y lentamente la va llevando sobre ella hasta tener todo su cuerpo sobre su torso, ligeramente acomodada entre sus piernas; también las puntas de sus cuernos enroscados asoman apenas, mientras procura mantener su respiración pausada pero profunda.

Mil cosas pasan por su cabeza en ese momento; quiere dejar que Ruby la guíe sabiendo lo delicado de su situación personal, pero también quiere abalanzarse sobre ella y montarla como si no hubiera un mañana... y por ahora prefiere seguirse conteniendo, pero besándola con una ternura que empieza en transformarse en pasión.

Con el abrazo y el movimiento de las manos ajenas sus alas salen a relucir de golpe, dando un par de aleteos entusiasmados. Ruby no deja de analizar el rostro ajeno en ningún momento, ni siquiera cuando su cuerpo termina siendo colocado sobre el ajeno, el como su cabello se expandía debajo de su cabeza era maravillante.

Con cuidado acaricia lo que comienza a verse de los cuernos ajenos, y por fin se separa de sus labios lentamente, con un profundo suspiro, los cuernos de Ruby se muestran por completo y sus ojos brillan a la par que la hellhound se lanza a besar el cuello ajeno, sin reparar en pensar tanto en lo que pasaba como Alen lo estaba haciendo, quería grabar en su mente la memoria de un demonio de lujuria que no le diera pánico, necesitaba dejar de temerle tanto a esa aura que emanaban.

La mano de Ruby viajó por el costado del cuerpo ajeno acariciando su cintura hasta llegar a una conclusión muy importante...no tenía la más mínima idea de como hacerlo con una mujer y Ruby se detuvo, completamente roja sin retirarse de su lugar pero también sin tener el aire para preguntar qué debía hacer ahora?

La joven súcubo, con la madeja de rojo cabello coronando su hermoso rostro de porcelana, teñida apenas de rosa, siente el aleteo y el corazón se le detiene por un momento; aprieta los párpados al sentir los labios de Ruby bajar por la línea de su mandíbula hasta la sensible piel de su cuero, pero no abre los ojos hasta que la mano de la hellhound se detiene en su cintura y las caricias de sus labios se detienen abruptamente. Sus pupilas se habían alargado, y al levantar los párpados regresan a su forma redonda; le mira fijo, jadeante, expectante y, a decir verdad, algo confundida.

-¿R-Ruby?- murmura, intentando enfocarla -. ¿Qué sucede?

Ay no. ¿Por qué se detuvo? ¿Ya no quiere, o...?

Después de pensarlo unos instantes, en lo que recupera el aliento, cae en cuenta en algo muy importante: quizá Ruby no sabe cómo hacerle el amor a una mujer, y se ríe de nervios porque ella tampoco sabe; en realidad, jamás lo ha hecho con nadie.

-Tú... ¿lo has hecho con... con una chica?- pregunta en una voz muy, muy baja y apenas más aguda, tragando saliva y escurriéndose apenas debajo del cuerpo de la hellhound.

—ahh...ehm— Ruby queda pasmada ante la chica pronunciando su nombre y tan solo la mira más sonrojada de lo que ya estaba, de pronto Alen comienza a reír y Ruby tan solo se levanta hincándose frente a ella con la cabeza gacha.

—N...No, n-nunca lo pensé de hecho.....— Conocía la biología femenina pero ciencia y contacto sexual eran dos cosas completamente diferentes, bueno....siempre podía imitar lo que hacía Jules........qué era lo que hacía?

La hellhound sintió su cabeza dar vueltas mientras se mareaba un poco por lo apenada que estaba —T...tu sabes qué...ahm....qué debemos...hacer?— Preguntó mirando a la chica apenas antes de sonrojarse de nuevo y bajar la cabeza —E-entiendo como funciona el cuerpo femenino luego de cargarlo por tanto tiempo pero....no tengo ahm....y ehm...tu tampoco aunque b-b-bueno tu puedes cambiar más fácilmente de cuerpo pero...no se si quieras y oh for the love of satan— Se cubre la cara con la mano tratando de esconderse mientras la punta de sus orejas se dobla un poco hacia abajo

-¿Que yo me transforme en... en un chico?- pregunta Alen, parpadeando -. Hey, eso no se me había ocurrido. Nunca lo he hecho, pero podría funcionar... sólo que - bueno... sería uno escurridizo y así...

Y agacha apenas la cabeza, pensando. Sí sería divertido hacerlo, pero también quería probar cómo sería estar con una mujer; lo más cerca había sido Reneé, y... bueno, no le desagradaba la experiencia. Sonríe para sí, mordiéndose brevemente el labio, antes de mirar de nuevo a Ruby.

-¿Te... te parece si empezamos así, y en un ratito me cambio?- propone, subiendo una mano para acariciar su rostro con cuidado -. Creo que estaría bien... sirve que me das un poco de tiempo para intentarlo- termina, riendo con algo de nervio.

Ruby mira a la pelirroja y asiente lentamente, esta vez cuando se acerca a sus labios está más consiente de ello, más sin embargo no se detiene, siente frío y no quiere pasar más noches sola.

Una vez que sus labios chocan con los de Alen, la hellhound se impulsa con un aleteo para sostener el cuerpo ajeno de la cintura y dar una vuelta en el aire, cambiando de posiciones, de manera que ahora su espalda tocaba la cama, y sus alas se extendían más allá del largo de esta.

Una vez cambiadas las posiciones la mano de Ruby comenzó a buscar por una abertura en la Ropa de Alen a la altura de la cintura o cadera, para poder tocar su piel directamente.

Tras la abrupta vuelta que Ruby le da sobre la cama el corazón le brinca; sus piernas por sí solas se acomodan a horcajadas sobre ella, sobre su amplia y hermosa cadera... Atina sólo a sonrojarse más al sentir sus manos que buscan colarse por debajo de su ropa, en medio del lento y ardiente beso.

Mientras se sostiene con una de sus manos frágiles, pálidas y temblorosas, con la otra Alen guía la mano de Ruby por un resquicio bajo su falda de terciopelo, desfajando la gruesa blusa de algodón. Su piel arde debajo de las vestiduras, y no puede evitar soltar un gemido ahogado al sentir su mano en su cintura desnuda... Lentamente, sus delgadas caderas empiezan un vaivén apenas perceptible sobre las de la hellhound, mientras sus delgados cuernos de carnero terminan de asomar por completo de entre la melena roja.

Ahora con cuidado de no lastimarla con los cuernos, los labios ya rojos de la súcubo dejan los de Ruby para encaminarse a su cuello; su piel emana un aroma exquisito, y su textura es sublime... besa, apenas lame, respira jadeante en el cuello y el oído de su compañera, tragando saliva ante tantas nuevas sensaciones.

Ruby al conseguir la dirección a la piel de Alen comienza a acariciarla, no era como tocar una muñeca de porcelana como lo imaginaba, era más bien como una suave superficie de seda, con cuidado pasó la palma de su mano por el costado ajeno, subiendo a su espalda hasta encontrarse con la base de su top, era un gran cambio en textura entre la tela y la piel ajena, sentía la necesidad de tocarla sin ninguna ropa interrumpiendo esta.

Cuando estaba cerrando los dedos en la base de la prenda para levantarla y liberarse más camino sintió como la súcubo se separó de sus labios para comenzar a besarle el cuello, no lo había notado debido al beso, pero ella misma se estaba quedando sin aire, era como si el aire a su alrededor estuviera más denso, así que su respiración era pesada y corta.

Aún sin cerrar los ojos movió un poco la cabeza dejando espacio para que la menor jugara con su piel a la par que Ruby aguantaba las ganas de arrancarle la ropa y tan solo metía la mano bajo su top acariciando un poco más de su piel con un poco de desesperación, sus cuernos habían terminado de salir y sus uñas comenzaban a convertirse en garras, definitivamente se estaba perdiendo por la sensación.

Sus ojos, con las pupilas de nuevo alargadas y sin poder regresar a su forma habitual, se abren de par en par al sentir las manos primero y después las garras de su compañera sobre su espalda; la frágil piel no cede ante las afiladas uñas de la hellhound pero sí envía un millón de relámpagos por sus nervios... no puede evitar un gemido agudo, poniendo los ojos en blanco por un momento mientras arquea la espalda.

Los besos en el cuello de Ruby se vuelven mordidas ligeras pero cada vez más frecuentes, y bajan por su clavícula y apenas por sobre su blusa; sus manos trémulas buscan por debajo de su ropa y se cuelan debajo hasta la línea de su ropa interior. Traga saliva, cierra apenas los ojos y delinea con sus dedos su brassiere, como intentando aprenderse los caminos y recovecos en su cuerpo.

Ella misma siente y reconoce que dentro de sí hay algo que la quema, le hace arder, le ordena que posea a la muchacha debajo de su pálido y suave cuerpo. Aunque al principio imaginaba como ocurrencia lo que Ruby había sugerido, de transformar su biomasa en la de un varón, ahora sí que la estaba considerando...

Con las mordidas en su cuello no puede evitar desesperadamente buscar más contacto, su mano comienza a jalar la piel ajena sin rasgarla intentando dar a entender su punto a la par que comienza a jadear, sus caderas comienzan a moverse, necesitaba más contacto, realmente lo necesitaba.

Ruby se derretía entre los dedos ajenos, dejándose hacer y deshacer, como si fuera lo más doloroso del mundo sacó su mano de la blusa ajena solo para dirigirla a su nuca y con ligeros tirones de cabello separar un poco a la chica, la mirada de Ruby era completamente diferente, era como un animal domado exigiendo comida.

La hellhound jaló la cabeza ajena en su dirección quería besarla de nuevo, solo que esta vez no iba a ser un beso lento sino que totalmente lo contrario "más" murmuró en la mente ajena con un pequeño hechizo de mana naranja para poder hablar sin tener que detener el beso.